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Hace ya 14 años que soy madre y uno de mis mayores desafíos ha sido aprender a crear un hogar tranquilo, organizado y estéticamente agradable.
Ninguna de estas cosas me sale de forma natural: nunca he disfrutado el ir a comprar muebles o arte y la decoración a menudo se me ha antojado como un código misterioso que soy incapaz de descifrar.
Sin embargo, los años de desorden e insatisfacción con el estado de nuestro hogar me han instado a aprender.
Por supuesto, empecé con mi habitación favorita: la cocina, donde paso la mayor parte del tiempo.
Luego pasé a los espacios comunes, como el salón y el comedor. Después, los dormitorios de los niños, los armarios, los baños, etc.
Pero quedaba el espacio más desatendido de todos, mi propio dormitorio. Siempre aparecía bajísimo en la lista de prioridades y, para ser sincera, sentía que dedicar tiempo a mi espacio en vez de a los espacios familiares comunes era casi… egoísta.
Durante la Navidad, esto cambió.
Disfruté de unas cuantas semanas de vacaciones que me dieron tiempo para darme cuenta de cuánto detestaba mi dormitorio. Lo odiaba con todas mis fuerzas.
No estaba organizado ni era bonito ni tranquilo; era simplemente el cuarto donde dormía y apilaba el correo y el papeleo que no había clasificado todavía.
Por supuesto, llevaba desencantada con mi dormitorio desde que nos mudamos a esta casa el año pasado, pero me repetía una y otra vez que no tenía tiempo para algo tan frívolo como decorar mi dormitorio… hasta que lo hice.
Y lo que realmente me hizo cambiar de chip fue el espejo.
Cuando nos mudamos, mis padres me dieron un espejo que tenían colgado en su comedor. Es un espejo redondo con un gran marco de hierro forjado que, por alguna razón, siempre me ha encantado.
No había ningún espacio apropiado para él en ninguna parte de la casa, salvo en mi dormitorio, así que lo apoyé contra la pared donde pensaba colgarlo… en diciembre de 2018.
Ha estado apoyado contra esa pared durante un año entero hasta que por fin me harté de mi propia procrastinación y lo colgué.
Esa simple acción abrió las esclusas y, en el transcurso de una tarde, transformé mi dormitorio, que pasó de ser el lugar donde simplemente dormía a ser mi santuario.
No tengo palabras para explicar la diferencia que ha supuesto y tampoco puedo creer que antes pensara que algo así sería frívolo.
Crear un dormitorio hermoso y tranquilo es probablemente lo más esencial que haya hecho en 2019… y mira que he hecho cosas.
Aquí tienes 4 motivos por los que hacer de tu dormitorio un santuario es una necesidad y no un lujo.
1TE AHORRA TIEMPO
Todas las madres sabemos lo valioso que es nuestro tiempo y lo rápido que parece escapársenos por entre los dedos.
Recórcholis, ¡precisamente esa es la principal razón por la que pospuse durante tanto tiempo el organizar mi dormitorio!
Sin embargo, lo cierto es que un dormitorio desordenado consume mucho más tiempo que las pocas horas que conlleva ponerlo en orden.
Quizás no parezca gran cosa pasar 5 minutos buscando la pareja de un zapato o 10 minutos buscando un certificado de nacimiento, pero si los vas acumulando durante semanas, meses y años te empezarás a percatar de cuánto tiempo te puede ahorrar un poco de organización.
2TE ACLARA LA MENTE
¿Cuántas veces habremos entrado en una habitación para coger algo y de inmediato olvidar para qué habíamos ido?
Es una experiencia bastante extendida entre mis amigas mamás; después de todo, tenemos tantísima información fluyendo por nuestras cabezas en todo momento que es fácil perderse en ese barullo.
Pero tu dormitorio está ahí para servir de lugar de retiro, escape, disfrute de unos momentos de silencio o de una buena noche de descanso.
Cuando ese espacio es un follón caótico, no contribuye a despejar el alboroto en tu mente, sino que lo exacerba.
Necesitamos espacios en calma para tener mentes calmadas, así que ese lugar donde vayamos a encontrar paz debería estar en lo más alto de nuestra lista de prioridades.
3MEJORA TU SUEÑO
Lo primero que hice después de colgar el espejo fue mover la cama desde su posición encajonada contra el rincón hasta el medio de la habitación, con el cabecero contra el ventanal.
Me encanta tener las persianas lo suficientemente abiertas como para acostarme viendo la luz de las estrellas y despertar con la luz del sol porque me ayuda a regular mi ritmo circadiano.
Además, tener la cama como punto focal del dormitorio me ha motivado a volver a esa tradición abandonada de hacer la cama cada mañana.
Sé que suena raro, pero abrir una cama bien hecha para introducirte en ella al final del día resulta mucho más relajante y gratificante que abalanzarte sobre una pila desarreglada de sábanas enrolladas.
Tu sueño es tan valioso como tu tiempo, así que protégelo buscando formas de hacer que sea más tranquilo y más placentero.
4TE HACE MÁS FELIZ
Para algunas esto os resulta obvio, pero para alguien como yo que evita el tema de decorar o arreglar el mobiliario, la felicidad que me ha traído un dormitorio bien ordenado y atractivo ha sido toda una sorpresa.
Antes de Navidad estaba un poco de bajón y mi dormitorio lo reflejaba claramente. Todo estaba desordenado y desatendido, exactamente como me sentía yo.
A veces tenemos que cambiar nuestro ambiente para cambiar nuestro estado interno y esta era una de esas veces.
En cuanto terminé de organizar, arreglar y decorar mi dormitorio, por fin me sentí yo misma.
Me sentía más tranquila, más en paz y más feliz de lo que había estado en un tiempo y ese sentimiento se acrecienta cada vez que entro en mi dormitorio.
No subestimes el efecto que tu entorno tiene sobre tu espíritu: puede marcar la diferencia entre sentir frustración y descontrol y sentirte la madre tranquila y feliz que sabes que puedes ser.