Y apuesta por recuperar la salud física, emocional y espiritual
Acude a nuestro consultorio un señor de edad madura con una salud deteriorada. Asiste a una primera entrevista para hablar de problemas personales que relacionaba con sus padecimientos. Después de exponer argumentos en los que no se aprecia personalmente implicado, pregunta con tono de ansiedad:
—¿Y bien… qué me dice usted?
—Agradezco su importante información sobre las consecuencias de su enfermedad, y le invito a que analicemos las posibles causas, que aisladas o sumadas han contribuido a que se sienta usted tan mal.
Y arrugando el entrecejo contestó con convicción:
—Charlemos entonces…
Pueden existir muchas causas de un problema de salud psicoemocional. Le propongo de momento que consideremos 6 factores que en la mayoría de los casos pueden presentarse aislados o como eslabones de una maligna cadena.
Desequilibrios químicos
Hay quienes sufren una enfermedad neurológica. Diagnostica o no, muchos sufren sentimientos de culpa y/o la incomprensión de su entorno cuando realmente no son responsables de su conducta. Existe una causa orgánica que la origina y esta puede ser tratada medicamente por el psiquiatra. Para ello puede recetarle el fármaco que necesita: antidepresivos, ansiolíticos, somníferos, etc. Al tormárselos, la persona afectada podrá recuperar sus capacidades para llevar una vida funcional y satisfactoria.
El entorno
Otras personas ofrecen poca resistencia
- al estrés que genera algún conflicto,
- a la adversidad de las frustraciones,
- a la inseguridad
- o sufren por temor a un futuro incierto, entre otros.
Por lo que se les debe ayudar a
- aprender a descansar,
- quitar en lo posible del motivo del agobio,
- ocuparse en diferentes actividades gratificantes,
- apelar a las fuerzas del espíritu muchas veces descuidado.
- a plantearse un cambio de vida o de estilo de vida
- a ordenar sus prioridades: Dios, familia y trabajo.
Si la situación lo requiere es importante contar con la ayuda y consejo de un profesional, o una persona bien formada.
Personalidad
Estos son los rasgos de inmadurez que impiden a la persona ser realmente feliz y que afecta a la integridad de su ser (cuerpo y espíritu):
- El falso orgullo
- Perfeccionismo
- Autosuficiencia
- Amor egoísta
- Afán posesivo
- Voluntarismo
- Susceptibilidad
- Etcétera
Es importante que el afectado se esfuerce por conocerse realmente. Para ello tendrá que detectar las disfunciones de su personalidad y ver cómo estas afectan a su autoestima. También tendrá que esforzarse por aceptar esta personalidad.
Malos hábitos
- Falta de ejercicio
- Fumar
- Beber alcohol en exceso
- No dormir lo necesario
- Malos hábitos alimenticios
- Etcétera
Cuando se es relativamente joven, el cuerpo soporta descuidos y excesos, pero tarde o temprano, de cada mal hábito cobra factura y puede causar graves problemas de salud.
Existe ayuda médica especializada, así como instituciones y grupos de apoyo, que son comprobadamente eficaces para superar este tipo de hábitos adictivos.
Desconocimiento del propio estado de salud
Las personas suelen llevar su auto al mecánico una vez descompuesto, y queda claro, que muchas veces ha sido por falta de diferentes tipos de mantenimiento y cuidados oportunos.
Algo similar sucede con la salud, pues de ordinario la persona no suele estar enterada de padecer enfermedades, que, siendo silenciosas, son mortalmente degenerativas, como la diabetes, hipertensión, colesterol, ciertas infecciones crónicas, afecciones cardiacas y un largo etc.
Una revisión médica anual con los estudios y análisis correspondiente, pueden costar tiempo, dinero y esfuerzos, pero nunca los que genera una enfermedad que pudo haberse evitado o tratado oportunamente, evitando complicaciones y hasta una muerte prematura.
Mal estado del alma
Existe una depresión silenciosa que puede ser devastadora para la salud emocional y física de la persona. Es difícil de diagnosticar pues suele enmascararse. Se funda en la incapacidad para perdonar y perdonarse.
Ciertamente las personas, en diferentes grados, somos conscientes de que algunos de nuestros actos han ocasionado daños irreparables, que por lo mismo pretendemos olvidar, justificar, relativizar o tratar de enmendar sin poder ya cambiar los hechos.
Sin embargo, por la fe el hombre sabe que existe un Dios, que, aunque toma en serio sus pecados solo pide su conversión para perdonarlo y devolver la belleza original a su alma para ya no apartar su vista de ella, porque su culpa ya no existe. Así podrá recibir una paz que no le puede dar el mundo.
Finalmente, retomamos un diálogo profundo y sincero, en el que el paciente reconoció identificarse con algunas de las causas mencionadas, comprendiendo que era necesario ir al fondo de sus problemas para recuperar la salud física, emocional y espiritual.
Consúltanos en consultorio@aleteia.org