¿En qué momento los indígenas abrazaron el culto angelical?
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¿Puede un arcángel ser celestialmente andino? En los andes de América del Sur, algunas iglesias y museos custodian las imágenes de ángeles vestidos con trajes majestuosos, colores nativos y adornos dorados. Si nos detenemos a mirarlos, descubriremos que son mestizos, tienen aire de guerrero y algunos llevan un arcabuz entre sus manos.
Las figuras pioneras de los ángeles llegaron a Sudamérica entre los siglos XVI y XVII con los primeros misioneros, sobre todo los jesuitas, quienes difundieron la devoción angelical como parte de la evangelización y cristianización.
Los evangelizadores de San Ignacio de Loyola promovieron el culto a través de las iglesias dedicadas a los arcángeles, la catequesis y la formación de cofradías indígenas bajo el patrocinio de San Miguel.
Pero, fueron sobre todo, las pinturas de los seres alados los que más calaron hondo en la religiosidad de los andinos, porque inmediatamente, las relacionaron con sus dioses, con sus aves sagradas y las plumas usadas como símbolo de poder y realeza.
¿Pero, por qué los ángeles están armados? Según los estudiosos del arte andino, los nativos asociaron el estallido del arcabuz con su Dios Illapa, palabra quechua que denominaba la deidad de los rayos y los truenos.
Los primeros óleos angelicales que inspiraron a los artistas precolombinos fueron ante todo obras de dos pintores españoles: Bartolomé Román y Francisco de Zurbarán.
En América del Sur, las imágenes cobran un estilo propio y fueron difundidas a través de la Escuela Cuzqueña en Perú y los Maestros de Calamarca en Bolivia.
Y si bien la iglesia católica sólo reconocía el culto a San Miguel, San Gabriel y San Rafael, en las pinturas del arte andino se incluyen también las iconografías de los ángeles apócrifos, que en los óleos de los maestros mestizos o indígenas posan en diferentes posiciones, mientras llevan arcabuces, trompetas, escudos o banderas. Y casi siempre forman parte de una serie de 7 a 12 lienzos.
Hoy en día, las pinturas de los ángeles forman parte de colecciones públicas y privadas, pero es posible verlos en algunas iglesias y museos de los países sur andinos.
En Bolivia, puedes encontrarlos en el Museo Nacional de Arte de La Paz, en la iglesia de Calamarca y en la iglesia de Carabuco. En el norte de Argentina, desfilan majestuosos en la iglesia de San Francisco de Padua (Uquía) y el templo de Casabindo.
En Perú, puedes admirarlos en la Iglesia de Chincheros y el Museo de Arte, en el Cusco; en el templo de San Pedro de la Comunidad de Challapampa, en Puno; en el convento de Santa Clara en Trujillo y en el museo de Santa Teresa, en Arequipa.
Si estás en Ecuador, te complacerá observarlos en la Iglesia de El Carmen Alto, en Quito; y si viajas a Colombia, los hallarás en la Iglesia del Divino Salvador de Sopó, en la iglesia de Santa Barbará de Tunja y en el convento de Santa fe de Bogotá.
Si estás en España, podrás ver a los arcángeles sudamericanos en la ermita de la Virgen de Allende de Ezcaray, en Logroño. Este lugar custodia 10 oleos donados por Antonio de Barroeta, arzobispo de Lima en el siglo XVIII.
Según los estudiosos, una de las causas principales de la pérdida de esta piedad angelical y sus representaciones en el mundo indígena, podría haber sido la expulsión de los jesuitas de las colonias españolas en América, realizada entre 1767 y 1768. Desde entonces, han pasado más de 250 años, sin embargo, todavía se observa la presencia indirecta de los ángeles andinos en algunas devociones populares marianas, donde los danzantes disfrazados de ángeles veneran a las Vírgenes andinas.
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