El Pontífice escribe al presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica para realizar cambios en al formación de los jóvenes sacerdotes destinados al servicio diplomático de la Santa Sede.
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El papa Francisco ha pedido cambios en la formación de los sacerdotes candidatos al servicio diplomático de la Santa Sede. Lo hizo saber a través de una carta publicada hoy, lunes 17 de febrero, y dirigida al recién elegido presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica, Mons. Joseph Marino.
Francisco ha insistido para que los sacerdotes diplomáticos antes de acomodarse en silla de oropel delante a un escritorio en una nunciatura, sean formados en el “celo apostólico” y estén primero al servicio de la ‘Iglesia en salida’ en los territorios de frontera.
El Obispo de Roma no ha excluido que esta iniciativa sirva de inspiración a todos los sacerdotes a “ponerse a disposición para un período de servicio misionero fuera de su propia Diócesis”.
En la misiva del 11 de febrero, el Pontífice ha instruido sobre la necesidad de mejorar el programa de formación de los curas candidatos al servicio diplomático de la Santa Sede. Ahora, deberían prestar un servicio de un año como misioneros en una diócesis de las Iglesias particulares, mejor en periferia o en lugares pobres.
Ya había compartido la idea con los 183 padres sinodales que participaron en Sínodo para la región Panamazónica (6 – 27 Octubre 2019).
Experiencia misionera
El Papa dijo estar convencido de que la experiencia de ser misioneros “será útil para todos los jóvenes que se preparan o comienzan el servicio sacerdotal, pero de manera especial para aquellos que en el futuro serán llamados a colaborar con los Representantes Pontificios y, a su vez, podrán convertirse en Enviados de la Santa Sede a las Naciones e Iglesias particulares”.
Además ha recordado que ese celo misionero será muy útil en la misión cotidiana que deberán llevar a cabo en varias partes del mundo:
“En Europa, necesitada de despertar; en África, sedienta de reconciliación; en América Latina, hambrienta de alimento e interioridad; en América del Norte, decidida a redescubrir las raíces de una identidad que no se define por la exclusión; en Asia y Oceanía, desafiada por la capacidad de fermentar en la diáspora y dialogar con la inmensidad de las culturas ancestrales” (25 de junio de 2015).
Actividad evangelizadora
Francisco ha indicado que los futuros diplomáticos de la Santa Sede adquieran, además de una sólida formación sacerdotal y pastoral, y de la formación específica que ofrece esta Academia, también “una experiencia personal” compartiendo “con las Iglesias misioneras un período de camino junto a su comunidad, participando en su actividad evangelizadora cotidiana”.
En su carta, el Papa se ha dirigido, en términos de “querido hermano” a mons. Joseph Marino, nuevo presidente de la academia de los futuros diplomáticos, para que lo ayude a “enriquecer el programa de formación académica”. Esta nueva experiencia misionera “entrará en vigor a partir de los nuevos estudiantes que comenzarán su formación en el próximo año académico 2020/2021”.
Inspirar a otros sacerdotes
“Para profundizar en este proyecto y ponerlo en marcha, será necesaria, en primer lugar, una estrecha colaboración con la Secretaría de Estado y, más concretamente, con la Sección para el Personal de la Función Diplomática de la Santa Sede, así como con los Representantes Pontificios, que no dejarán de aportar una valiosa ayuda para identificar las Iglesias particulares dispuestas a acoger a los estudiantes y para seguir de cerca su experiencia”.
“Estoy seguro – añadió – de que, superadas las preocupaciones iniciales que puedan surgir ante este nuevo estilo de formación de los futuros diplomáticos de la Santa Sede, la experiencia misionera que se quiere promover será útil no sólo para los jóvenes académicos, sino también para las Iglesias particulares con las que colaborarán y, espero, suscitará en otros sacerdotes de la Iglesia universal el deseo de ponerse a disposición para un período de servicio misionero fuera de su propia Diócesis”.