¿Tiene sentido el pánico global? ¿Qué podemos hacer para que el coronavirus tenga en nuestra vida la dimensión proporcionada y no nos bloquee?¿Está justificado el miedo que se ha levantado contra el coronavirus? ¿Y cómo podemos reducir el miedo para no entrar en pánico?
Las características del miedo retratan perfectamente lo que sucede hoy:
- Es la suposición de un mal (así lo describe el filósofo Aristóteles en la “Ética a Nicómaco”).
- Es una aflicción o barullo de la imaginación cuando está a punto de sobrevenir un mal destructivo o aflictivo (la frase también es de Aristóteles en el mismo libro).
- Se puede experimentar en forma individual o colectiva.
Vamos por partes:
-El miedo se basa en una suposición. Hasta que no dispongamos de todos los datos acerca del coronavirus y hayamos podido responder a los interrogantes que nos planteamos interiormente, suponemos cosas acerca del coronavirus.
Llenamos el espacio vacío de conocimiento con suposiciones y eso actúa de palanca para hacernos reaccionar ante lo que creemos que se avecina.
Esas suposiciones podrían hacernos tomar medidas prudentes pero también medidas exageradas.
-El miedo se activa porque detectamos un mal. Objetivamente el coronavirus es un mal. Cualquier enfermedad es un mal aunque no todas merecen la misma preocupación.
Pongamos nota a ese mal: del 1 al 10. Existen ya datos que nos ayudan a valorar el coronavirus: la cantidad de infectados, no existe todavía vacuna, el índice de muertes, la comparación con una gripe de las que cada año nos ataca, la población de riesgo… Eso hace que, cuando ponemos los datos en la balanza, mitiguemos el impacto que nos produce la información.
¿Por qué el coronavirus da tanto miedo? Porque reúne las características de una película de terror:
-algo desconocido.
-algo nuevo.
-algo incontrolable.
-algo que produce daño y hasta la muerte.
-causa admiración: lo científico es admirable.
-supone un reto para la persona. Hay que luchar contra él. Y ahí se activa la épica con palabras como “guerra”, “batalla”, “lucha”, “sin tregua”, “hacer frente”, “desactivar”, “ganar”…
La persona, por instinto de supervivencia, reacciona ante lo que puede causar dolor y muerte. Por eso saltaron las alarmas. El miedo puede ser protector de un mal objetivo.
Sin embargo, conforme avanza el contagio de la COVID-19, vamos poniendo rostro al coronavirus y ya sabemos hasta qué punto es perjudicial o incluso mortal.
¿Hay motivos para entrar en pánico ahora?
No. Ya disponemos de la palabra clave: los organismos internacionales y nacionales han comprendido que la mejor forma de combatir el miedo es la información a la población.
Los datos alimentan el conocimiento y contextualizarlos nos ayuda a hacernos una idea real de la dimensión del coronavirus. Así, cada uno sabe si debe estar muy preocupado y qué medidas debe poner, que sean proporcionales a su situación.
Si en mi familia hay personas de riesgo o yo mismo lo soy, deberé tener especial precaución (por un viaje previsto, por una persona de la familia que esté entre la población más vulnerable…). Pero también la prudencia ha de hacernos velar por toda la sociedad en su conjunto.
¿Cómo puedo frenar el alarmismo?
1Infórmate a través de fuentes fiables
No es lo mismo una información anónima que nos llega por whatsapp que los datos aportados por la OMS o el ministerio de Sanidad de nuestro país.
2El morbo es una tentación que a todos nos acecha.
Lo sabemos de siempre: llama más la atención un muerto o un peligro inminente que hablar de la vida cotidiana. Es el punto de atracción que nos produce el mal. La curiosidad y la ignorancia hacen el resto.
3La retórica de las cifras
Los expertos en retórica saben que los números nos fascinan. Impactan y convencen. Pon siempre las cifras en contexto.
4Exigencia a los medios de comunicación y los gobernantes
Deben informar con transparencia, veracidad y proporcionalidad. En 10 minutos diarios se puede estar ampliamente informados. Practica una dieta informativa detox, que sea saludable, y suprime lo que sobra y engorda el miedo.
5Aprovecha tu tiempo
¿Has pensado si dedicas a este tema más tiempo del necesario? ¿No podrías dedicar tu conversación a otro asunto más importante?
6Domina tu miedo
Conócete a ti mismo, busca datos que alimenten la inteligencia y actúa sobre tu imaginación controlándola para que no se pierda en fantasías irreales.
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