Cuando la plaga devastó Europa, las víctimas frecuentemente recurrían a San José y su intercesión milagrosa
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Las plagas tienen una larga historia en Europa, y cuando los cristianos estaban en medio de tal crisis, frecuentemente recurrían a San José.
Además de pedir su poderosa intercesión, muchos cristianos harían consagraciones personales a San José, ofreciéndole toda su vida con la esperanza de que ellos y sus familias se salvaran de la plaga.
En el libro Las Glorias de la Iglesia Católica, el autor explica: “Cuán exitoso es san José para curar a sus fieles, asegurándolos incluso frente al más grande de los males, la peste, podemos deducirlo de su defensa de la ciudad de Avenson de ser completamente destruida por ella unos diez años después, a causa de un voto solemne hecho a él de celebrar para siempre su fiesta”.
Además de la ciudad de Avenson, la ciudad de Lyon también fue lugar de una recuperación milagrosa.
El Sr. Augery, un abogado en el parlamento de Dauphine, que estaba en Lyon, y advirtió, el 15 de julio de 1638, que Theodore Augery, su hijo, de siete años de edad, había sido atrapado por la plaga … hizo un voto a Dios, que si San José, por su intercesión, procurara la recuperación de su hijo y preservara a su familia de la plaga, durante nueve días escucharía la Misa en su iglesia en su honor … el joven enfermo, visitado por los médicos de la plaga, quien lo daban por muerto, fue sacado de la casa y llevado a St. Laurence, la casa de los apestados, por temor a infectar a otros. Aquí se encontró perfectamente bien, y nadie en su familia, nueve en total, resultó contagiado.
Este no fue un incidente aislado, ya que San José intercedió repetidamente por las víctimas de la peste y Dios curó sus enfermedades.
Tevenet, un buen anciano de St. Laurence Dauger, un pueblo cerca de Lyon, infectado con la peste, le preguntó al vicario del lugar si no había medios para su recuperación, y éste le respondió que no había más que recurrir a san José, haciendo un voto cada año para celebrar su fiesta… El piadoso anciano inmediatamente hizo el voto, y al mismo tiempo se vio liberado de la plaga.
Si bien siempre se debe buscar atención médica adecuada, además de seguir las instrucciones dadas por las autoridades gubernamentales, los cristianos a lo largo de los siglos destacan la necesidad de incluir la oración en la respuesta a una plaga.
Dios siempre responderá a un corazón contrito y si está en su voluntad, tiene el poder de curar y proteger a las personas de enfermedades. A este respecto, se ha demostrado que San José es un poderoso intercesor, que lleva a las almas cristianas más cerca de Dios y le pide al Señor que tenga misericordia de los enfermos y los que sufren.
Sobre todo, San José nos enseña a confiar en Dios en todas las circunstancias y poner nuestras vidas en sus manos.