Paseó por una desierta Roma peregrinando a Santa María la Mayor y a la iglesia de San Marcello al Corso para visitar a un crucifijo milagroso que salvó a Roma de una plaga en el siglo XVIEl papa Francisco sigue rezando intensamente para que la pandemia de coronaviris deje de causar más muertes y sufrimiento en Italia y en el mundo.
Este domingo, 15 de marzo de 2020, sobre las cuatro de la tarde, el obispo de Roma ha caminado como “peregrino” por las calles desiertas de la Ciudad Eterna y ha visitado la Basílica de Santa María Mayor, para rezar ante la Virgen, Salus Populi Romani, protectora de Roma.
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Además, el Papa ha caminado por un tramo de la Vía del Corso a pie, hasta llegar a la iglesia de San Marcello al Corso, donde se ha detenido en oración ante el milagroso crucifijo que en el año 1522 fue llevado en procesión por los barrios de la ciudad para acabar con la “Gran Peste”.
El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, informó que el Papa con su oración invocó el fin de la pandemia que golpeó a Italia y al mundo, imploró la curación de muchos enfermos, recordó a las muchas víctimas de estos días y pidió que sus familias y amigos encontraran consuelo y comodidad.
Su oración también se dirigía a los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y a aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad.
Alrededor de las 5:30 p.m. Francisco regresó al Vaticano.
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La historia del crucifijo
La Iglesia de San Marcello es un lugar especial para la devoción católica romana. Abierta desde el siglo IV por el papa Marcelo, fue reconstruida luego de que un incendio la devastara, a partir de 1519.
Del incendio se salvó un antiguo crucifijo en madera del siglo XIV, al parecer de forma milagrosa. Así nació un grupo de oración que se auto denominó “Compañía del Santísimo Crucifijo”.
Sucesivamente, en 1522, Roma fue flagelada por la plaga. El crucifijo, que estaba en un convento, fue llevado en procesión por toda la ciudad durante 16 días, desde el 4 al 16 de agosto. Al final la pestilencia terminó.
La procesión del Crucifijo prosiguió por siglos, cada Jueves Santo, por calles romanas, desde via de San Marcello hasta San Pedro.
¿Será el gesto piadoso del papa Francisco una nueva página en la historia milagrosa del Crucifijo de San Marcello al Corso?
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