Una súplica sencilla pero con una fuerza insospechada: “¡Jesucristo, cúranos!…”
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Kerry Weber, editora ejecutiva de la revista America, la revista de los jesuitas de Estados Unidos, ha escrito una oración desde el corazón mismo de la crisis para enfrentar al coronavirus con la fe en que solo Jesucristo salva.
En su súplica, Weber toca todos los puntos que los católicos tenemos para presentarle a Nuestro Señor Jesucristo. Por eso se ha puesto entre las notas más leídas de esta prestigiosa plataforma de comunicación católica:
Jesucristo, tú viajaste por pueblos y aldeas “curando cada enfermedad y dolencia”.
A tus órdenes, los enfermos fueron sanados.
Ven en nuestra ayuda ahora, en medio de la propagación global del coronavirus,
para que podamos experimentar tu amor curativo.Sana a los que están enfermos con el virus.
Que puedan recuperar su fuerza y salud a través de una atención médica de calidad.Cúranos de nuestro miedo que impide que las naciones trabajen juntas y los vecinos se ayuden unos a otros.
Cúranos de nuestro orgullo, lo que puede hacernos reclamar invulnerabilidad a una enfermedad que no conoce fronteras.
Jesús, quédate…
Jesucristo, sanador de todos, permanece a nuestro lado en este momento de incertidumbre y tristeza.
Quédate con los que han muerto por el virus. Que descansen contigo en tu paz eterna.
Quédate con las familias de los que están enfermos o han muerto.
Mientras se preocupan y lloran, defiéndelos de la enfermedad y la desesperación.
Que conozcan tu paz.Quédate con los médicos, enfermeras, investigadores y todos los profesionales médicos
que buscan sanar y ayudar a los afectados y que se ponen en riesgo en el proceso.
Que sepan de tu protección y tu paz.Quédate con los líderes de todas las naciones.
Bríndales la previsión de actuar con caridad
y una verdadera preocupación por el bienestar de las personas a las que deben servir.
Dales la sabiduría para invertir en soluciones a largo plazo
que nos ayudarán a prepararnos o a prevenir futuros brotes.
Que conozcan tu paz mientras trabajan juntos para lograrla en la tierra.Ya sea que estemos en casa o en el extranjero,
rodeados de muchas personas que padecen esta enfermedad o de solo unos pocos,
Jesucristo, quédate con nosotros mientras aguantamos y lloramos, persistimos y nos preparamos.En lugar de nuestra ansiedad, danos tu paz.
¡Jesucristo, cúranos!
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