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El misterio de las dos tumbas de Cristo

BAZYLIKA GROBU ŚWIĘTEGO
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Adriana Bello - publicado el 12/04/20
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Dos lugares pero ¿afecta el sentido de la Resurrección?

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Para algunos católicos, quizá esto caiga de sorpresa. Siempre se nos ha dicho que la tumba de Jesucristo está en la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén.

Sin embargo, algunos evangélicos y otros grupos menores de cristianos aseguran que el cuerpo de Jesús fue colocado en otro sitio, en lo que hoy se conoce como la Tumba del Jardín, un lugar ubicado al norte de la Puerta de Damasco, que fue descubierto por un general inglés llamado Charles Gordon, en 1867.

Garden Tomb Jerusalem

Aleksandar Todorovic – Shutterstock

La discrepancia surge a raíz de la descripción que se señala en los Evangelios de la sepultura. Los apóstoles concuerdan en que el cuerpo de Jesús fue colocado en una tumba (jamás usada) excavada en una roca que le pertenecía a José de Arimatea (un judío que era seguidor de Jesús y le pidió su cuerpo a Pilato) que estaba en las afueras (hay que recordar que en aquella época no se permitían entierros dentro de la ciudad a excepción de los reyes) y muy cerca del lugar donde había sido crucificado (al que llaman Gulgolet, una palabra hebrea que significa “calavera”… de allí que nosotros le digamos El Calvario), donde a su vez había una huerta.

Y he aquí el mayor centro de debate, porque la iglesia del Santo Sepulcro, actualmente, está dentro de los límites de Jerusalén.

Pero la pregunta es, ¿acaso lo estaba hace más de dos mil años? Distintos estudios arqueológicos recientes concuerdan que el lugar donde está la iglesia del Santo Sepulcro sí estaba en las afueras de Jerusalén en la época de la Pasión de Cristo.

Primero, porque se encontraron otras tumbas del mismo período, como si se tratara de un cementerio judío; segundo, porque ninguna cantera de piedra estaría dentro de una ciudad; y tercero, porque se encontraron evidencias de actividad agrícola debajo de la iglesia (además de algunos sedimentos que indicarían que antes el terreno era más alto, lo que tendría sentido porque los romanos crucificaban a la gente en pequeñas colinas para que los demás vieran). Así que todo apunta a que simplemente la ciudad creció con el paso de los años.

Pero hay otros puntos y descubrimientos arqueológicos que, quienes afirman que Jesús fue sepultado en la Tumba del Jardín, toman en cuenta para respaldar su creencia: que está en un costado del monte Moria a las afueras de Jerusalén (incluso hoy), que cuenta con una gran cisterna para acumular agua de lluvia (lo que revela actividad agrícola), que su “diseño” calza a la perfección con la descripción de los apóstoles (incluso se ve el resto de lo que parece una estaca de acero como la que se usaba en aquella época para cerrar las tumbas con una roca) y, lo más importante, tiene al lado hay un acantilado cuya forma rocosa, a ciertas horas del día por la luz y las sombras, asemeja una calavera, coincidiendo con el término hebreo Gulgolet del que les hablaba anteriormente.

¿Entonces? Bueno, falta mencionar otro hallazgo muy importante que se hizo en la iglesia del Santo Sepulcro en el 2016 cuando, por primera vez en siglos, se le dio permiso a un equipo de arqueólogos de abrir el Edículo (la tumba).

Y es que otro argumento de los que no creen que la tumba de Jesús está en la iglesia del Santo Sepulcro era que el revestimiento de mármol que tenía el lecho funerario no correspondía a la era de Cristo… pero cuando los arqueólogos lo removieron en el 2016, se encontraron con otra losa de mármol rota, más antigua, así como restos del templo pagano a la diosa Venus que el emperador Adriano había mandado a construir sobre el Gólgota y el Santo Sepulcro.

En conclusión, arqueológicamente hablando, todavía es imposible determinar con absoluta certeza que en cualquiera de estos dos sitios estuvo el cuerpo de Jesús. Sin embargo, las investigaciones más recientes y hallazgos apuntan más a la iglesia del Santo Sepulcro.

Como señaló el arqueólogo de Jerusalén Dan Bahat: “No estaremos absolutamente seguros que la iglesia del Santo Sepulcro es el lugar del entierro, pero ciertamente no tenemos otro lugar que esté tan cerca de acreditárselo, y de verdad no tenemos razón para rechazar su autenticidad”.

Hoy, domingo de Pascua, recordemos el caso de María Magdalena, que estaba tan enfocada en la tumba y el cuerpo de Jesús, que ni siquiera lo reconoció cuando lo vio resucitado y eso que ya Él se los había anunciado.

Bien lo relata Juan en su Evangelio: “Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? / Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. / Jesús le dijo: ¡María! / Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)”.

Aunque el sepulcro es de grandísima relevancia tanto histórica como espiritual y emocional porque es el “símbolo físico” de la resurrección del Señor (y por eso se continúan haciendo estudios e investigaciones), lo más importante es que Jesús igual no está en ninguna de esas dos tumbas, que resucitó y subió al cielo. No es el dónde, sino el quién y el porqué.

¡Feliz domingo de Pascua de Resurrección! ¡Jesús vive!

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