En un pequeño pueblo de los Andes venezolanos, acudieron en manada al paso del Santísimo
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¡Alaben al Señor! Y estos animales se lo toman en serio. Ocurrió en un pueblito montañoso. Todos se llevaron la gran sorpresa. Los habitantes no podían salir, solo hacer sus oraciones al ser notificados de la proximidad de la caravana. Pero los animales, todos, dejaron de pastar y, aún los alejados, se colocaron en perfecta formación al paso del Santísimo.
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Ver este video es recordar el salmo 148: “Alaben al Señor los animales salvajes y los animales domésticos…” Ellos, desde su instinto e intuición, parecen sentir también el impulso de inclinarse ante su Creador.
“¡Qué belleza!”
El video es revelador: los asistentes que acompañaron al sacerdote en el recorrido por los campos lo grabaron, y también sus voces con expresiones de asombro ante la curiosa estampa de “fervor” animal. Una historia que merece ser contada y que, por asombrosa, resultaría increíble de no ser porque el momento fue inmortalizado en un vídeo de teléfono móvil.
“¡Qué belleza! –decían los acompañantes de la Custodia a través del altavoz-. Al acercarnos, estos animales vinieron todos hacia acá. Estaban pastando y, miren esto: ¡qué belleza!”, repetían emocionados.
Un caballo que arrancaba hierba para comer, hizo lo que se conoce como una “pose” y en esa misma postura quedó, como paralizado, hasta que el Santísimo se alejó.
El video causó sensación en las redes sociales. Lo confirmó para Aleteia el sacerdote Director del Departamento de Prensa de la Arquidiócesis de Caracas, P. Honegger Molina, oriundo de esos hermosos parajes merideños:
“Si, es video –explicó- fue tomado en una pequeña aldea llamada Mucunután en el pueblo de Tabay, una comunidad perteneciente a la parroquia San Antonio”.
En el sector hay ganado de ordeño y se ubica exactamente en el descanso de la sierra del Pico Bolívar. El caso es que, en días pasados, un camión con la Custodia del Santísimo fue sacado para recorrer las aldeas y comunidades de la zona, a fin de visitar y llenar de esperanza a los habitantes en cuarentena. No por ser lejanos iban estos pueblos a ser olvidados por sus pastores.
“Esa fue mi primera parroquia –agregó el P. Molina-. Allí me preparé para ser sacerdote, justamente en el pueblo de Tabay”.
Tabay es el punto de inicio de la mayoría de las excursiones a pie que se hacen en la Sierra Nevada de Mérida. Los montañistas van desde el Pico Humboldt hasta el Pico Bolívar después de aproximadamente 6 días a través de las cumbres. Es realmente alucinante el trayecto.
Tabay, la casa de los espíritus
La Carretera Trasandina atraviesa Tabay de este-oeste. “A todo lo largo –cuenta un excursionista- nos acompaña el verdor y la frescura de los enormes bucares y por encima de las copas se recorta la silueta imponente del pico Humboldt. Al llegar a la Capilla del Carmen nos detenemos para contemplar la meseta de Mérida en donde el río Mucujún se une al Chama”.
Debe su nombre al caserío de los indígenas Mucunutanes o Tabayes, descubierto por los españoles en el año 1558. La palabra Tabay significa “casa de los espíritus” de acuerdo a la lengua indígena de los indios Tabayes que habitaban esta zona.
Sobre los orígenes de Tabay, refiere el etnólogo Julio César Salas que “… en aquel lugar vivía la tribu de los Mucunutanes o Tabayes, con los cuales se formó una doctrina con el nombre de San Antonio de Tabay; éstos indios así como de otras parcialidades poco importantes que residían en la Meseta de Mérida y alrededores de ella, por su proximidad al principal asiento de los españoles conquistadores, desaparecieron antes de terminar el siglo XVII…”
Zona altamente sísmica, Tabay fue reconstruida a raíz del terremoto de 1812 que sacudió al país, siendo el único lugar que reportó muertes entre todas las poblaciones cercanas a Mérida.
El Patrono de Tabay es San Antonio cuya celebración se realiza el 13 de Junio, con procesión en la plaza, acompañada de música de violines y cuatro, éste último el instrumento típico venezolano que semeja a una guitarra pero más pequeño y de solo 4 cuerdas.
“La iglesia se oculta entre el ramaje oscuro de los árboles y apenas podemos divisar una pequeña parte de su encanto”, según publica un blog de la Universidad de Los Andes. El templo original fue completamente destruido por el terremoto de 1894 e inmediatamente se comenzaron los trabajos de reconstrucción que culminaron en 1907.
Las crónicas del lugar relatan que, además es zona de mucha afluencia turística por sus espectaculares paisajes, caracterizada por siembras localizadas de árboles de manzanas y la práctica de la Truchicultura.
Algunas casas viejas de tejados enmohecidos, con aleros y ventanas de balaustre de madera conservan el sabor de pueblo de los tiempos coloniales, pero también proliferan muchas construcciones de bloque y cemento sin ninguna gracia, que rompen la armonía del contorno.
Se callaron los mugidos
Un lugar, según los últimos censos con menos de veinte mil habitantes pero mucho ganado pastando, cuyo mugir es lo único que quiebra la reserva de los callados parajes andinos. Mugir que se detuvo en respetuoso silencio cuando el Santiísimo pasó acompañado del rezo de su comitiva que convocaba a la devoción a través de micrófonos y parlantes. Los animales acudieron hasta las cercas que daban al camino y allí, en perfecta formación y mutismo, parecían entender la solemnidad que invadía sus predios.
Oportuno recordar lo escrito: «Porque el destino de los seres humanos y el de los animales es el mismo; como mueren los unos, así mueren los otros. Todos ellos tienen el mismo aliento, y los seres humanos no tienen ventaja sobre los animales; porque todo es vanidad» (Eclesiastés 3:19).
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