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12 curiosidades del Moisés de Miguel Ángel que quizás no conocías

MOISES
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Maria Paola Daud - publicado el 01/05/20
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Incluso algunos estudios certifican el enorme impacto emocional en los turistas cuando le miran directamente a los ojos…

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La maravillosa obra de Miguel Ángel, el “Moisés”, tiene por detrás un sinnúmero de curiosidades que se amplían cada vez más conforme avanzan los continuos análisis que se le realiza a la obra, de mano de grandes científicos del arte que llegan del todo el mundo a Roma para estudiar  esta obra dentro de su conjunto, “La tumba de papa Julio II”.

Te contamos algunas:

Papa Julio II y Miguel Ángel

En 1505 papa Julio II, hizo venir a Miguel Ángel desde Florencia a Roma, para encargarle su futura tumba, que debía ser un mausoleo monumental.

Las relaciones entre Miguel Ángel y el papa fueron desde un principio tormentosas, ambos poseían personalidades muy fuertes y estaban poco acostumbrados a compromisos constantes. Por esa razón la tumba fue terminada después de casi 40 años.

San Pedro in Vincoli

Estaba previsto que el monumental mausoleo estuviera en la basílica de san Pedro, pero debido a su enorme tamaño se descartó la idea, y se pensó realizarlo dentro de una iglesia que, al menos, tuviera que ver con el apóstol san Pedro. Así que después de muchos vericuetos, se llegó al acuerdo de realizarlo en san Pietro in Vincoli.



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Basílica de San Pedro in Vincoli (San Pedro Encadenado)

De 40 a sólo 7 estatuas

Al principio el conjunto iba a estar formado por 40 estatuas, pero poco a poco, a medida que el artista ganaba en popularidad, reducía la cantidad de estatuas y se hacía pagar mayor sueldo por su trabajo. Además, en cierto, punto el papa desistió a la idea de pensar en su propia tumba, por considerarlo un signo de mal augurio.

Fueron tantas las problemáticas alrededor de la tumba, que en una ocasión Miguel Ángel dijo que si se continuaba de esa manera, terminaría por ser su propia tumba.

El mármol de Carrara

El artista no se contentaba con hacer traer el mejor mármol desde Carrara, al norte de Italia: tenía que verlo él mismo en persona, para controlar la blancura, defectos, etc. Subía para controlar el trabajo junto a los obreros en los enormes bloques de mármol, a veces poniendo en riesgo su vida.

Un cambio de posición muy audaz

Lo increíble de la magnífica obra del Moisés es que fue esculpida inicialmente en una postura distinta. El profeta al principio estaba sentado normalmente, como una figura estática parecida a la de un faraón egipcio.

Y sin embargo, de una manera increíble, el artista cambió la posición, inclinando su rostro hacia un lado, y moviendo una de sus piernas hacia un costado, como si Moisés quisiera de repente levantarse lleno de ira.

El momento representado por Miguel Ángel es el que sigue a la entrega de los 10 Mandamientos en el Monte Sinaí, cuando Moisés encuentra que los israelitas intentan venerar un becerro de oro, un signo de adoración de otros dioses.

Esta obra nos deja impactados por su enorme realismo, un realismo que pareciera que solo se podría expresar meticulosamente en una pintura y no en una escultura de mármol: la protuberancia de los músculos, la hinchazón de las venas, las grandes piernas, pesadas al empezar a moverse.

El pintor e historiador del arte de su época, cuando vio el realismo concebido en la obra dijo: “está esculpido con tanta perfección, que parece estar hecho con un pincel y no con un cincel”

¿Por qué Miguel Ángel decide rediseñar una estatua que ya estaba prácticamente terminada? Son dos los motivos según los últimos datos científicos: uno artístico, para darle dinamismo y el otro motivo es religioso: en la última etapa de su vida, el artista tuvo un vínculo más directo con la religión y ve la “luz”, que representa en la obra como una estrecha intimidad entre el hombre y Dios.

Los cuernos del Moisés

Llaman la atención a muchos turistas los cuernos que salen de la meticulosa cabellera del Moisés. Y esta curiosa cornamenta se debe a una mala traducción (en esa época) de la Biblia Hebrea.

En el Éxodo 34, 35 está escrito: “y los Hijos de Israel vieron entonces que rayos de Luz emanaban de la tez del rostro de Moisés”. En este texto, Moisés se caracteriza por tener karan ohr panav (“un rostro del que emanaban rayos de luz”), lo que erróneamente se tradujo por cornuta esset facies sua (“su rostro era cornudo”).



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La iluminación de la fe

Miguel Ángel majestuosamente logró representar la iluminación de la fe en su obra, el Moisés está girado mirando a la luz. Parece que en épocas anteriores, en el lado hacia donde mira había un rayo de luz generado por una ventana o una lámpara, que el artista magnificó dándole brillo en la parte del mármol en el que se refleja la luz.

Raquel y Lía

Raquel y Lía son las dos estatuas a los lados de Moisés, están allí, ante la mirada de los turistas que a menudo no entienden su significado, que sin embargo es muy importante en la obra. Una, Raquel, simboliza la “Vida Contemplativa” y Lía, la “Vida Activa”.

En la Vida Contemplativa, que se ve claramente a esta mujer con las manos en posición orante, logra representar la fuerza de la fe dándole a todo el cuerpo la forma de una llama, esta mujer arde de fe.

Los esclavos

Los esclavos son seis estatuas que Miguel Ángel ya había comenzado a realizar para la obra y que al final quedaron fuera, porque el mismo artista consideró que no eran adecuadas para un lugar como la basílica de San Pedro.

Dos de ellas, que están casi completas, se encuentran en el Museo del Louvre: “El esclavo moribundo” y “El esclavo rebelde”. Las otras cuatro se encuentran en la Galería de la Academia en Florencia. En estas se puede observar cómo trabajaba el artista, y al estar menos completas, parece que las imágenes llenas de fuerza y movimiento luchan por salir de la piedra.

MICHELANGELO

Public domain

El Laocoonte y el Torso del Belvedere

En las obras de Miguel Ángel se nota el estudio que el artista realizó tomando ejemplo de dos obras muy conocidas en su época: “El grupo del Laoconte” y el “Torso del Belvedere”.

El martillazo en la rodilla

Esta maravillosa obra del Moisés es tan realista, que cuentan que Miguel Ángel, al acabarla, golpeó la rodilla derecha de la estatua y le dijo “¿por qué no me hablas?”, sintiendo que la única cosa que faltaba por extraer del mármol era la propia vida. Pero en realidad, esta anécdota es sólo una leyenda.

A la obra que si le dio algunos martillazos fue a “La Piedad de Florencia”, cansado ya debido a su edad, porque no lograba darle la imagen que pretendía. En dicha obra, se representa así mismo en la figura de Nicodemo.

MICHELANGELO

MM-(CC BY-SA 3.0)

La emoción de ver por primera vez el Moisés

Recientemente, un equipo de investigadores de la universidad “La Sapienza” de Roma, realizó un estudio para tratar de demostrar cuánta emoción despierta esta gran belleza, midiendo la actividad cerebral de los visitantes durante la observación del Moisés.

En particular, los investigadores demostraron que la emoción experimentada es máxima cuando las personas pueden mirar directamente a la cara y los ojos del Moisés, en la posición lateral. En cambio, vista frontalmente, donde el Moisés no se encuentra directamente con la mirada de los visitantes, la emoción medida es significativamente menor.

La emoción experimentada por las personas al observar esta obra fue mucho mayor que la experimentada al observar otras pinturas con contenido religioso o paisajístico.

 

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