Tan solo en la primera quincena del mes de abril se estima que entre 5,2 y 8,1 millones de personas perdieron su empleoCada país está viviendo de forma diferente –de acuerdo a sus estructura socioeconómica y sanitaria—la pandemia del COVID-19. México no es la excepción. El país de los “desequilibrios estridentes”, como lo calificó san Juan Pablo II, ha bordeado el mes de abril entre el confinamiento, el desempleo y la ansiedad.
Tan solo en la primera quincena del mes de abril se estima que entre 5,2 y 8,1 millones de personas perdieron su empleo, fueron separadas transitoriamente de las empresas en las que laboraban o no pudieron salir a buscar trabajo en el contexto de la pandemia y de las medidas implementadas por el gobierno desde el 23 de marzo (suspensión de clases, sana distancia y paro de actividades no esenciales, entre otras).
Resguardados, pero no tanto
El de la pérdida de puestos de trabajo es tan solo uno de los datos que muestra la Encuesta de Seguimiento de los Efectos del COVID-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos, realizada por la Universidad Iberoamericana (UIA) y dada a conocer recientemente por este centro de estudios jesuita.
En la encuesta se muestra que uno de cada tres hogares mexicanos sufrió una reducción de cincuenta por ciento o más en su ingreso entre febrero y marzo de 2020. Las predicciones para abril son mucho más duras, considerando que la economía mexicana cayó 1,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre del año.
Desde el comienzo de la segunda fase (actualmente está en la tercera fase, con poco más de 20.000 infectados del virus y 2.000 muertos) la autoridad gubernamental instó a los mexicanos a permanecer en su casa, pero sin que esto fuera obligatorio. Por ello, solo 64,4 por ciento de la población reportó estar cumpliendo con esa medida.
Del desempleo a la ansiedad
Este último dato es relevante toda vez que el 60 por ciento de la población económicamente activa (PEA) no tiene un empleo formal, sino que tiene que salir a ganarse la vida en la informalidad día con día. Apenas 46 por ciento de los encuestados dijo que disponía de los recursos para quedarse en casa…, pero hasta el 30 de abril.
Entre la población que reporta no estar resguardándose en su domicilio, 90,4 por ciento dijo no poder hacerlo por la necesidad de salir a trabajar o a buscar trabajo. Cabe mencionar que durante el mes de abril, el gobierno federal decidió suspender todas las actividades “no esenciales” en el país.
Otros datos del estudio de la UIA muestran que el 27,5 por ciento de los hogares encuestados reportaron ver afectada la cantidad y calidad de sus alimentos por falta de recursos económicos (inseguridad alimentaria moderada y severa) y 27,3 por ciento de las personas de 18 años o más presentaron síntomas depresivos y 32,4 por ciento, síntomas severos de ansiedad.
Yo no me voy a contagiar
Y algo que se ha repetido en muchos otros países de la región, el pensar que la epidemia o no existe como tal, o es “un invento” del gobierno. El trabajo de la UIA señala que quince de cada cien mexicanos considera “nada probable” poder infectarse del coronavirus, por lo que recomienda más comunicación “para que toda la población cumpla con las medidas de aislamiento social”.
Lo cierto –señala el estudio– es que en el contexto de México, donde una mayoría de la población (cerca del 50 por ciento) se encuentra en situación de pobreza, “segmentos importantes de la población difícilmente podrán cumplir las medidas de aislamiento social, pues viven al día y carecen de los ahorros necesarios para resguardarse en su domicilio por varias semanas”.
El mes de mayo puede ser devastador en los hogares mexicanos. La conclusión de la encuesta de la UIA es sombría: México se encuentra ante escenarios de profundización de la pobreza y empobrecimiento que podrían afectar considerablemente el bienestar de millones de personas”.