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14 días en cuidados intensivos por coronavirus: “Estoy viva por la oración”

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Dolors Massot - publicado el 02/05/20
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Ana María relata sus más de 40 días en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid. En este tiempo su familia ha vivido un terremoto de situaciones de dolor, de amor y de conversión.

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Ana María Brea lleva 42 días en el Hospital Ramon y Cajal de Madrid a causa del coronavirus. Ahora ya está en planta y haciendo rehabilitación, pero pasó 14 días en la UCI, en cuidados intensivos. “Ha sido una experiencia única en mi vida y en la de mi familia”, dice ahora ya con voz animosa.

Directora del Teléfono Dorado de Mensajeros de la Paz

Ana María es de origen venezolano y llegó a España hace 13 años. Trabaja como directora del Teléfono Dorado, en la ONG Mensajeros de la Paz, del Padre Ángel. Con 90 voluntarios, este teléfono dispone de 5 líneas telefónicas las 24 horas del día, pensadas para personas de toda España en situación de soledad.

“Me contagié en el metro”

Ana María toma el metro cada día 1 hora para llegar al trabajo. “Cuando se indicó que habría confinamiento a partir del 14 de marzo, nos reunimos para decidir cómo íbamos a continuar la tarea durante el estado de emergencia. Creo que ese día me contagié en el metro”.

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Ana María, con su hija Arianna, días después de salir de la UCI.

El viernes 20 se notó enferma. “Tenía fiebre, estaba a 38 grados y sentía escalofríos”. El segundo día, “devolví y me dolía todo el cuerpo”. Llamó al teléfono de Emergencias y le recomendaron paracetamol, reposo y medidas higiénicas.

Al tercer día, había empeorado. Tenía unas décimas y diarrea. “Volví a llamar y me recomendaron que me quedara aislada en mi habitación“.

“Llévela inmediatamente al hospital”

Al sexto día, su marido y sus dos hijos se mostraron preocupados. Ana María se encontraba peor. El marido decidió llamar al Hospital Ramón y Cajal, donde llevaban su historia clínica. “Tengo inmunodepresión desde que me hicieron trasplante de riñón“. “Esa vez le dijeron a mi marido que me llevara inmediatamente al hospital”.

“Mi marido pasó dos días sin saber dónde estaba”

Quedó ingresada por coronavirus y al cabo de unos días, viendo que iba a peor, la trasladaron a la UCI. En Madrid los casos de contagio estaban provocando un colapso en los hospitales.

“Había tal caos en el hospital, con tantísimos casos que atender, que a mi marido no sabían decirle adónde me habían llevado. Pasó dos días sin saber dónde estaba. Para él fueron unos momentos terribles, porque me andaba buscando por los pasillos del hospital y lo paraban”.

“Esta negrita no va para arriba todavía”

Con perspectiva, Ana María ve ahora la mano de Dios en todo lo que ocurrió. “Comenzaron a movilizarse muchas personas para rezar por mí, aquí en España y en Venezuela. Bendito sea Dios”, afirma. “Yo soy muy católica y creo que la Virgen me ayudó para que el Señor dijera ‘esta negrita no va para arriba todavía’“.

“Es como si Dios me dijera ‘tengo una misión para ti aquí en la tierra’, y la cumpliré en la ONG o donde Dios quiera”, dice.

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Tony, de 28 años, feliz de ver a su madre con vida.

“Todos han rezado por mí”

Entre los grupos de oración, cómo no, se unieron muchas personas de la iglesia de San Antón: “Desde el Padre Ángel hasta muchos voluntarios, todos han rezado por mí“. “Es mucha unión, y tengo el convencimiento de que estoy viva por la oración“.

“Una persona estaba rezando por mí a esa hora”

“Viví cosas horribles en la UCI, pero también han ocurrido hechos maavillosos”, explica Ana María. “Tenía pesadillas, yo quería rezar y el demonio no me dejaba. Con esas pesadillas no podía dormir, hasta que un día a las 23.00 horas, dejé de tener miedo y me quedé dormida. Luego una persona de Venezuela me dijo que había estado rezando por mí a esa hora, sin saber lo que me había pasado”.

“Creo -afirma- que quedé para ser testimonio de fe“.

“A mi marido le dijeron que yo estaba para morir”

A Ramón, su marido, no se le acabó la preocupación. “Uno de los días de la UCI, lo llamaron y le dijeron que yo estaba para morir y que no podría verme ya. Se lo comunicaban para que se hiciera a la idea”. “Ramón no podía despedirse de mí ni siquiera por teléfono, ni verme. Ahora me ha contado que en aquella situación tan dolorosa, decidió rezar el rosario y entregarme. Fue un dolor terrible para él”.

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Estos días han sido de enorme sufrimiento para el marido de Ana María.

Vuelta a la vida en el día de Pascua

Pero Ana María sobrevivió. “El domingo de Pascua abrí los ojos. Volví a la vida”. Tuvo que pasar unos días más en cuidados intensivos pero ahora ya está de nuevo en planta, haciendo rehabilitación y muy pronto regresará a casa.

Sus hijos se han convertido

También los hijos de Ana María forman parte importante de esta historia. “Creo que tenía que sucederme el coronavirus para que ellos se convertieran, y así me lo explico yo”.

Arianna y Tony tienen 30 y 28 años, respectivamente. “Se declaraban ateos aunque yo siempre decía: ‘ateos no, ahora mismo ustedes no están en activo’“.

“Cada día rezaba por ellos”

“En el hospital, cada día rezaba por su conversión. Y los encomendaba a todos los que rezaron por mí. Incluso hay un grupo de la Virgen de Coromoto, de mi tierra, a la que se los encomendaba especialmente”.

Ahora, “tanto Arianna como Tony rezan a diario el rosario. Arianna sigue la misa por la televisión”. “Los dos pasaron el coronavirus en casa, con dolores musculares y un fuerte dolor de cabeza”.

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Ana María necesita todavía unos días de recuperación, pero está ilusionada y agradecida por todo lo que le ha ocurrido.

Ahora ha pasado lo peor. Ramón pudo ver a Ana María por primera vez en el día 38 de la hospitalización. Ella va recuperando fuerza muscular y el equipo médico cree que dentro de unos días podrá regresar a casa. “La conversión de mis hijos ha sido un maravilloso regalo que me llevo de todo esto”.

 

 

 

 

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