Esta oscura mujer pudo tener también una influencia decisiva en las persecuciones contra los cristianos
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Se podría decir que Lucusta fue la primera asesina en serie documentada de la historia, era una envenenadora profesional en los tiempos del gran Imperio Romano.
Nacida en el primer siglo en la Galia, llegó a Roma cuando era adolescente. Muy pronto se hizo muy conocida por su gran experiencia y conocimientos en botánica. Poseía una tienda de venta de elixires de todo tipo en el Monte Palatino y pronto comenzaron a llegar clientes con intenciones más oscuras, solicitando potajes venenosos.
Ella era capaz de preparar soluciones altamente letales y efectivas, que se podían agregar a la comida o la bebida, sin que la víctima sospechara lo más mínimo. Eran muchas las esposas que, ante la sospecha de que el marido tuviese una amante, acudían a ella para obtener un potente veneno, o también familiares para quedarse con alguna herencia, o aquellos que querían quitarse de encima a alguno en el poder o en política, que constituía un obstáculo en su ambición de llegar a lo más alto posible.
La fama de Lucusta muy pronto llegó a los oídos de Agripina, la madre de Nerón, y con su ayuda sazonaron la última comida del emperador Claudio: un arroz con champiñones que tenía en su interior acónito, una planta con unas flores muy bellas que crecen en la zona de los Alpes, altamente tóxica, también usada en la guerra para envenenar las puntas de las flechas.
En el 55 fue condenada por aquel asesinato, pero Nerón la perdonó para aprovecharse de sus conocimientos y matar a su hermanastro Británico.
Cuando estalló la última revuelta contra Nerón, Lucusta suministró el potente veneno al emperador, para que se suicidase.
Siete meses después del suicidio de Nerón, Lucusta fue condenada a muerte por el emperador Galba. No se sabe exactamente qué método se usó para ejecutarla: la leyenda dice que fue violada por una jirafa y que luego fue destrozada por varios animales feroces, aunque es muy poco probable. Otra hipótesis afirma que fue estrangulada y su cuerpo fue posteriormente abrasado.
¿Quién sabe si toda la historia de los primeros cristianos habría cambiado si la famosa asesina en serie no hubiese pisado nunca Roma? Pues fue su siniestra mano la que contribuyó a acabar con el moderado Claudio y a instalar en el poder a Nerón, el emperador que inauguró las sangrientas persecuciones contra los cristianos, acusándoles de provocar el incendio de Roma…