En plena crisis de la pandemia, la lectura de la Biblia aporta respuestas al miedo y la incertidumbre, y abre horizontes de esperanza. Unos meses después de la crisis ocasionada por el coronavirus, experimentamos de cerca las consecuencias: enfermedad, muerte, dolor, sufrimiento físico y psicológico. También la economía se tambalea.
Si buscamos el ancla que nos dé seguridad en estos tiempos de zozobra, la lectura de la Biblia nos ayudará a encontrarla. ¿Dispones de una Biblia en tu casa?
Luces para enfocar
A continuación, puedes leer 5 pasajes bíblicos que pueden aportar luces a nuestra situación personal o familiar. Todos corresponden al Antiguo Testamento, concretamente a libros sapienciales (de los profetas Ezequiel, Oseas e Isaías) y salmos.
Estos textos se escribieron hace muchos siglos pero su mensaje toca también el corazón de las personas de hoy. Puedes leer las citas en la galería fotográfica o solamente el texto en la página siguiente:
Salmo 8.
“¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! Quiero adorar tu majestad sobre el cielo: con la alabanza de los niños y de los más pequeños (…) ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?”.
Salmo 23.
“El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas; (…)
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal
porque Tú estás conmigo (…).
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida”.
Isaías, 49.
“¿Se olvida una madre de su criatura,
no se compadece del hijo de sus entrañas?
¡Pero aunque ella se olvide,
yo no te olvidaré! (…)
Mira, te llevo tatuada en mis palmas…”.
Ezequiel, 36.
“(…)Ustedes, en cambio, montañas de Israel, echarán ramas y producirán frutos para mi pueblo Israel, que ya está a punto de llegar.
¡Sí, yo voy hacia ustedes, me vuelvo hacia ustedes! Serán cultivadas y sembradas, y multiplicaré sobre ustedes a los hombres de todo el pueblo de Israel. Las ciudades serán habitadas y las ruinas reconstruidas.
Multiplicaré sobre ustedes a hombres y animales, y ellos serán numerosos y fecundos. Haré que ustedes vuelvan a poblarse como en los tiempos antiguos y las haré más prósperas que al comienzo. Así sabrán que yo soy el Señor”.
Oseas, 2.
“(…) Por eso, yo la seduciré,
la llevaré al desierto
y le hablaré a su corazón.
(…) Yo te desposaré para siempre,
te desposaré en la justicia y el derecho,
en el amor y la misericordia;
te desposaré en la fidelidad,
y tú conocerás al Señor”.
Salmo, 8.
Del maestro de coro. Con la cítara de Gat. Salmo de David.
¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Quiero adorar tu majestad sobre el cielo:
con la alabanza de los niños y de los más pequeños,
erigiste una fortaleza contra tus adversarios
para reprimir al enemigo y al rebelde.
Al ver el cielo, obra de tus manos,
la luna y la estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él,
el ser humano para que lo cuides?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y esplendor;
le diste dominio sobre la obra de tus manos,
todo lo pusiste bajo sus pies:
todos los rebaños y ganados,
y hasta los animales salvajes;
las aves del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de las aguas.
¡Señor, nuestro Dios,
qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
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