El país sudamericano se acerca a los peores escenario del Covid-19, crisis que acrecienta otras duras complejidades “El gobierno iniciará prontamente la distribución de 2,5 millones de canastas de alimentos y otros elementos esenciales para las familias más vulnerables y de clase media necesitada”, anunció el presidente de Chile, Sebastián Piñera, hace menos de una semana. Esto a raíz de la pérdida de empleos por el coronavirus, donde los infectados hasta el 21 de mayo superaba los 57.000 contagiados y los fallecidos llegaban a los 589 (cifras que han sufrido un duro repunte en los últimos días).
Al día siguiente de esta declaración, el lunes recién pasado, se registraron graves disturbios exigiendo al entrega de estas cajas compuestas de alimentos no perecederos como fideos, legumbres, harina, y aceite, y también de artículos indispensables en el hogar como artículos de aseo, productos de limpieza y otros.
“Perdí mi trabajo hace 2 meses, atendía un restaurante pequeño en Estación Central, como está cerrado nos tuvieron que despedir. El seguro de cesantía me durará hasta junio y después no sé que voy hacer. Las cajas que repartirán será una gran ayuda, pero no es suficiente”, comenta a Aleteia Jessica, vecina de El Bosque.
“Llevamos cuatro semanas en cuarentena y, sin duda, los pocos recursos que esta gente ha tenido se han agotado. Entonces, el Estado tiene que intentar entregar los recursos que sean necesarios”, dijo el alcalde de El Bosque, Sadi Melo, en declaraciones a un canal de televisión, ante los desórdenes registardos en su comuna.
La comuna es un ejemplo de lo que se registra en otros sectores de Chile. En este sitio más del 10% está en una situación de pobreza extrema. Son alrededor de 5.000 familias, 20.000 personas que están enfrentando el desempleo y la falta de alimentos, o derechamente el hambre.
Ante esta situación, que la Iglesia preveía desde un principio, las parroquias han sido los principales centros de apoyo en materia de alimentación. La Iglesia Nuestra Señora de la Victoria venía haciendo una labor de ayuda fraterna, inicialmente solo sábados y domingos y posteriormente, expandiendo el apoyo a un comedor solidario, a través del cual ofrecían almuerzos para personas en situación de calle todos los días.
“Ya no llegan personas en situación de calle, desde hace algunos días hemos estado recibiendo a unas 15 familias, donde han perdido el trabajo”, explica el párroco y voluntario Christian Reyes.
Raquel Donoso, quien vivió en situación de calle durante 24 años y que hoy es voluntaria de la parroquia, relata la dureza y el dolor que se vive en la calle.
“Gracias a Dios, tengo un año y siete meses sin drogas y me propuse trabajar en el comedor, porque es algo muy bonito. En la calle se sufre mucho, se pasa hambre, frío y mucha miseria. La soledad que se siente es imposible poder describirla”, sostiene.
La campaña #Chilecomparte busca ayudar a los distintos grupos con los que las fundaciones trabajan: familias de campamentos, villas de blocks y cités (modelo de vivienda en Chile) por parte de TECHO-Chile; adultos mayores y familias de lactantes y párvulos, de niños y jóvenes con rezago escolar y de personas con discapacidad mental que atiende el Hogar de Cristo; y Bancos Comunales de sectores vulnerables de Fondo Esperanza.
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“Estamos en la campaña Chile Comparte, porque muchas familias de nuestros participantes -de los lactantes y párvulos que asisten a nuestros jardines infantiles y salas cuna; de los niños y jóvenes con rezago escolar de nuestras escuelas de reingreso; de personas con discapacidad mental y de adultos mayores que atendemos en sus domicilios-, la están pasando muy mal, desabastecidos y sin recursos. Por eso, resolvimos reunir una canasta básica para ayudarlos en estos días difíciles”, explica Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo.
Por su parte, la Vicaría de la Pastoral Social del Arzobispado de Santiago dio inicio el 27 de abril a la campaña #ContigoHermano. “Esta iniciativa busca darle sostenibilidad en el tiempo para salir en ayuda de nuestros hermanos más postergados. A la fecha se han entregado más de 1.100 cajas”.
Y el padre Jorge Muñoz sostiene que lo entregado hasta ahora es “un primer esfuerzo”. “Pero estamos trabajando para continuar con esta labor y llegar a muchas más personas”, agrega. “De ahí la necesidad de conseguir fondos para seguir enfrentando juntos y apoyar con alimentos a los hermanos más necesitados en este difícil momento”, indica.
Hoy Chile vive tres pandemias: el coronavirius, la cesantía y el hambre.
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