Ante crisis de coronavirus, llevan víveres y ayuda económica a estos menores que trabajan en un cementerio de Bolivia para llevar sustento a sus familias.
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El Cementerio General de Sucre es uno de los más famosos de Bolivia. Declarado patrimonio por la Unesco en 2004, llama la atención por sus características neoclásicas y por ser sitio que alberga los restos mortales de personajes históricos.
Pero detrás de estos aspectos que pueden genera cierta curiosidad, más allá de todo lo que tiene que ver con la muerte, también hay dramas que se reflejan en pequeños rostros.
Es ahí donde emergen los denominados “niños del cementerio”, menores que dedican varias horas del día para realizar diversas tareas en el cementerio como limpieza de nichos, cargar agua o simplemente “rezar”. Y todo para llevar el sustento diario a sus familias.
“Muchos no quieren darnos trabajo porque creen que somos ladrones o que les vamos a hacer mal, no saben que somos trabajadores”, decía hace unos años a Los Tiempos un niño de 11 años identificado como “El Chema”.
No obstante, a pesar de las buenas intenciones, la situación no deja de representar una dura realidad –además de quitar tiempo para el desarrollo del estudio- pues se trata de trabajo infantil.
“Es tranquilo, aquí no explotan, en otras partes es grave y a los más chicos, peor. Limpiamos los nichos, sabemos sacar brillo, cargar agua, lavar, rezar”, decía el “El Chema” en aquella oportunidad.
Sin duda, la temática representa un duro desafío para Bolivia en corto y mediano plazo, al igual que para otros países donde el trabajo de los niños forma parte de la cotidianeidad. Pero mientras tanto, también algo hay que hacer con ellos, más en tiempos donde la pandemia del coronavirus –junto con la ampliación de la cuarentena- ha generado mayores complicaciones para el sustento.
El abrazo de la Familia Trinitaria
“Prácticamente vivían del rezo…, la situación va ir empeorando para ellos”, expresó Elizabeth Muñoz, responsable de Centro Integral del Menor Trabajador (CIMET), reproduce el portal Iglesia Viva.
Es que a través de este centro ha sido posible que la fundación Familia Trinitaria pudiera llevarle víveres y ayuda a estos niños y adolescentes que trabajan en el Cementerio General de Sucre.
Según lo que publica Iglesia Viva, fueron más de 70 los beneficiados.
“El Centro Integral del Menor Trabajador CIMET, de la Fundación Familia Trinitaria, anualmente ayuda a los trabajadores del Cementerio con clases de apoyo, con áreas culturales y alimentación. Según la directora del Centro Integral del Menor Trabajador CIMET, se buscará estrategias para ayudar a mitigar la crisis económica en la que viven los niños y adolescente, que continuará empeorando una vez finalice la cuarentena, por las normas de bioseguridad. Los niños trabajadores, más conocidos como los ‘Escaleritas’ en su mayoría provienen de familias numerosas, razón por la que inician el trabajo como niños escalerita por limpiar las urnas, poner velas, rezar y cantar”, recuerda el portal.
Así pues, en el medio de un drama, otro drama. Pero también el abrazo y el consuelo de parte de quienes están dispuestos a tender la mano siempre: haya pandemia o no.
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