Descubrimos la curiosa historia de una de las pocas místicas que no vivió recluida en un convento
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Él y yo es una de las obras místicas más conocidas del siglo XX. Su autora, Gabriela Bossis, no fue una mística al uso. Habitualmente, desde la Edad Media, las autoras de obras religiosas de este tipo, con diálogos místicos con Jesús y relatos de experiencias místicas, solían ser monjas que vivían una vida de reclusión alejadas del mundo. Por eso, el caso de Gabriela Bossis es curioso y excepcional, o, como afirmó el obispo de Nantes, Monseñor Villepellet, “se trata de las Notas espirituales de una mujer de mundo”.
Gabriela Bossis fue la más pequeña de los cuatro hijos habidos en el seno de una familia católica de Francia. Había nacido el 26 de febrero de 1874 en Fresne. De su vida privada poco se sabe pero en su texto místico se deja entrever que desde muy pequeña sintió una gran devoción: Acuérdate: cuando eras pequeña y querías buscarme, te escondías en el cuarto obscuro, detrás de la cocina de tu abuela; allí, en un rincón, había una gruesa colchoneta enrollada verticalmente, tú entrabas en ella y cuando alguien preguntaba ‘¿dónde está Gabriela?’, tú pensabas: ‘estoy con Dios’. Aún así, y a pesar de la insistencia de algunos de sus confesores, Gabriela no quiso nunca abrazar la vida conventual. Tampoco quiso contraer matrimonio.
Si hablas en Mí cuando hablas, ya no podrás decir como quiera esto o aquello. Y si piensas en Mí y conmigo, estarás muy cerca del Padre. ¡Amada Mía! Despréndete más y más de las cosas de la Tierra… ¿Qué puedes esperar de ahora en adelante, sino a Mí?
Antes de tener que enfrentarse a estas decisiones vitales, estudió en el colegio de las Damas Negras. Tras licenciarse en enfermería, se marchó a las misiones en Camerún por cuya labor llegó a ser condecorada, un reconocimiento del que nunca quiso alardear. Años después, Gabriela se centró en una nueva y distinta faceta, la del teatro. En 1923 escribía su primera comedia, el inicio de una carrera como dramaturga que sería tan exitosa que la llevaría a viajar por medio mundo. Desde Argelia hasta Canadá, pasando por Italia o Palestina, las obras de Gabriela Bossi eran todo un acontecimiento. Ella misma incluso llegó a participar activamente no solo como autora sino también interpretando algún que otro papel.
Yo decía, viendo la agitación del mar: “Señor, Tú sabes que todo esto lo hago por Ti; entonces, ¿para qué Te lo digo?” El: “Es necesario que Me lo digas, porque a Mi Me gusta oírlo. Dímelo con frecuencia. ¿No es verdad que cuando tú sabes que alguien te quiere te gusta que te lo diga?”
Y mientras Gabriela Bossis disfrutaba de aquella vida un tanto bohemia, con mil y una sensaciones a su alrededor, era capaz de abstraerse y observar el mundo desde una óptica muy distinta. Mientras viajaba por el océanos, atravesaba países en tren o se instalaba en lugares lejanos, la voz de Jesús la acompañaba. Una voz que desde 1936 empezó a inmortalizar y a plasmar en un diario que llevaría junto a ella durante años y que no vería la luz en su totalidad hasta su muerte.
En el Canadian Pacific, entre Brandon y Regina, me pareció que besaba el interior de Su Mano.
Túnez, en la iglesia del Sagrado Corazón. “¿Por qué no quieren los hombres creer en Mi Amor? ¿Es que he sido malo con ellos? ¿Acaso Me vengué de alguien cuando viví sobre la Tierra? ¿No he sido siempre todo Indulgencia y Perdón? ¿No me convertí todo Yo en Dolor por Amor a vosotros? ¿Por qué los hombres no quieren creer en Mi Amor?”
Argel. “Está siempre atenta a no hablar mal de nadie. Hay siempre un poco de bien, aunque sea en estado de germen, en cada alma. Ten para con los otros el mismo cuidado delicado que tengo Yo para contigo.”
¿Oyes esos pajaritos que andan en los árboles? Conversan en voz baja y sin interrupción. Ruidos de pájaros. Conversa conmigo en voz baja y sin interrupción. Ruidos de almas.
Su diario que se publicaría bajo el título Él y yo, lo empezó a escribir a bordo de un barco en el que viajó a Canadá. A pesar de la vida ajetreada, Gabriela vivió muchos años en soledad, sus familiares habían muerto, pero nunca se sintió desamparada pues la compañía que sintió de un Jesús cercano la ayudó a ser una persona feliz con una vida plena. Gabriela Bossis falleció el 9 de junio de 1950. Su obra mística se publicó y se tradujo a varios idiomas.
Las citas en cursiva son breves extractos de la obra de Gabriela Bossis Él y yo.
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