El hermano Simplício, de la Comunidad Toca de Assis, fue a las calles a servir a quien estaba en situación de abandono en la pandemia
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El joven Rodolfo Costa Pimentel, que adoptó el nombre de hermano Simplício José do Menino Jesus al hacer los votos religiosos en 2016 en la Comunidad Toca de Assis, falleció el día 29 de mayo al enfermar de covid-19, después de entregarse completamente a Dios al servicio de los más pobres, en particular de las personas que viven por las calles en situación de abandono, agravada en esta pandemia.
El prior de la comunidad en Río de Janeiro, el hermano Francisco informó que el hermano Simplício estaba en la misión de Fortaleza cuando empezó la emergencia sanitaria. Cuando descubrió que había contraído el coronavirus, su salud ya estaba muy comprometida. El joven religioso pasó varios días entubado, con respirador, y llegó a necesitar hemodiálisis.
Antes de quedar inconsciente, el hermano Simplício envió un mensaje de audio para algunos amigos, en donde citaba una conmovedora frase de san Vicente de Paul:
Es un privilegio morir por la causa de los pobres pues ellos nos abrirán las puertas del cielo”
El día de su profesión religiosa, el hermano Simplício recordó dos sueños que tenía en la infancia: ser monaguillo y hacer la primera comunión. A los 8 años pudo cumplirlos y empezó a dedicarse cada vez más a la Iglesia y a los sin techo. El mismo contó su experiencia:
“Aún dentro de mi parroquia, el Señor ya me había llamado a mostrar a los otros jóvenes cuán bella es nuestra liturgia. Conocí la Toca de Assis con 12 años, pero pude comenzar a discernir mi vocación a partir los 15 años, que era la edad permitida. Siempre tuve una aptitud muy grande por la Iglesia. Pensé en ser sacerdote, pues no sabía que era posible ser fraile o consagrado. Entonces, cuando conocí la vida consagrada, me encantó; y en medio de ese deseo vocacional descubrí la Fraternidad de la Toca de Assis. Todavía afuera, seguí y experimenté el carisma porque participé en eventos, adoración y trabajo pastoral en la calle. Cuando cumplí 18 años, me uní a la fraternidad (…)
Dios me pedía algo más, y ese algo era donar mi vida completamente. Tenía la necesidad de vivir con Jesús, no solo de ir a la Iglesia. Entonces Toca y la vida consagrada son una gran realización de ese sueño. Vivir con Dios, adorar a Jesús en el Santísimo Sacramento y cuidar de sus pobres en las calles fue mi deseo inicial, y es el deseo que quiero para siempre. Nuestra misión en la Toca de Assis es adorar a Jesús y después llegar al corazón del pobre, que es Él mismo disfrazado”.
El arzobispo de Río de Janeiro, el cardenal Orani Tempesta, envió a la comunidad un mensaje de solidaridad por el fallecimiento del joven:
“Al conocer al hermano Simplício, agradezco a Dios por los grandes ejemplos que tenemos hoy. Pido para que estas señales aparezcan cada vez más en la sociedad, aparezcan en la Iglesia y que podamos agradecer a Dios por estos hombres y mujeres que dedican su vida al Señor y a los más necesitados”.
El papa Francisco, además, recordó bien este hecho:
El virus, se sabe, nos alcanza a todos, sin hacer diferencia de nacionalidad, ni pertenencia religiosa o social, pero son los pobres quienes pagan y pagarán en el futuro el precio más alto”.