Aunque el confinamiento no ha tenido un impacto significativo en las relaciones conyugales, al menos en la gran mayoría de los testimonios franceses, no ha impedido que, de media, las parejas hayan discutido más que en tiempos normales, según un sondeo IFOP publicado a comienzos de abril.
El top 3 de los temas de conflicto: las tareas del hogar, la educación de los niños y, más concretamente, la gestión de su tiempo de pantalla. Así que, si hay que discutir, mejor que sea de manera constructiva, siguiendo el consejo que el doctor Nicolas Duchesne, psiquiatra y psicoterapeuta, ofrece en una conferencia en línea organizada por Mon coaching PepPsy.
El secreto de una buena discusión se encontraría en la distinción entre reproche y crítica. Mientras que el reproche se limita a censurar un hecho concreto (y no a la persona), determinado en el tiempo, la crítica, por su parte, es normalmente personal y hiere al cónyuge por su carácter general.
Para que la disputa sea constructiva y no demasiado hiriente, conviene “limitarse a un hecho preciso, único, descriptivo”, explica el doctor Nicolas Duchesne. “La crítica ataca la relación y la persona”.
En otras palabras, hay que dar preferencia a comentarios del tipo: “Estoy molesto/a porque ayer por la noche no pusieras tu ropa sucia en el bombo”, en lugar de “¡Es que eres imposible, nunca pones la ropa sucia en el bombo!”.
Y que no cunda el pánico, el que te limites a reprochar un hecho preciso no significa que tu cónyuge no vaya a relacionarlo con las veces siguientes. “La mente generaliza”, asegura el psiquiatra, así que hay oportunidades para que tu esposo o esposa piense en ello al día siguiente…
Otro beneficio de este tipo de frases: la receptividad del mensaje. Tu cónyuge sentirá más inclinación a escuchar la descripción objetiva de un hecho antes que unos alegatos sin datos precisos.