En el Día Internacional del Niño Africano, es licito augurar que las vacunas y los cuidados médicos sean para todos los más necesitados.
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China y Gran Bretaña, entre otros países, trabajan para obtener una vacuna que prevenga nuevos brotes de coronavirus mientras prosigue al mismo tiempo la pandemia social entre desempleo y crisis económica.
La cuestión legitima a preguntarse también en el día Internacional del Niño Africano: ¿Será gratis para los más pobres y necesitados?
Hay también otros factores que sugieren posibles consecuencias graves de la pandemia en África: unos 9,4 millones de africanos seropositivos no reciben tratamiento antirretroviral y casi 60 millones de niños sufren de malnutrición crónica, ambas categorías de personas son particularmente vulnerables a la infección, incluido el SARS-CoV-2.
La pandemia puede ser una ocasión para cambiar las cosas, “un tiempo favorable para sentir nuevamente que tenemos necesidad unos de los otros, que tenemos una responsabilidad hacia los otros”, dijo el papa Francisco en el reciente mensaje publicado por la Jornada Mundial de los Pobres que será celebrada el próximo 15 de noviembre. “Ya llevamos demasiado tiempo de degradación moral”, sostuvo el Pontífice.
En la presentación del mensaje intervino monseñor Rino Fisichella Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización quien hizo un llamado en nombre del Papa para que los científicos que trabajan para lograr una vacuna contra el coronavirus estén fuera de la lógica de la ganancia o el lucro.
“No puede haber un área geográfica privilegiada porque es más rica y otras que sufren. Sería una injusticia. No se puede hacer un descubrimiento para llevar el bien a unos pocos, debe ser capaz de llegar a todos”, sostuvo monseñor Fisichella.
Un mensaje útil para reflexionar en el Día Internacional del Niño Africano, 16 de junio, si lo percibimos como símbolo de la esperanza y de la vulnerabilidad en estos momentos de incertidumbre para la humanidad.
Se trata además de una fecha en la que se trata de hacer reflexionar acerca de las necesidades y problemas graves que tienen muchos niños en el continente africano.
El VIH, la inestabilidad política, las guerras, el hambre y la falta de sanidad y educación son solo algunos de los problemas de los que son víctimas silenciosas millones de niños.
“En ese escenario, los excluidos siguen esperando. Para sostener un estilo de vida que excluya a otros, o para entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia”, es el duro mensaje del Papa que también incluye su preocupación por las poblaciones infantiles sin futuro.
Monseñor Fisichella reiteraba que frente a este signo de gran humanidad y responsabilidad, el Papa contrasta la imagen de aquellos que continúan teniendo las “manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices”.
Francisco asimismo denuncia a quienes continúan haciendo especulaciones financieras y fabricando armas.
“Hay manos tendidas para rozar rápidamente el teclado de una computadora y mover sumas de dinero de una parte del mundo a otra, decretando la riqueza de estrechas oligarquías y la miseria de multitudes o el fracaso de naciones enteras. Hay manos tendidas para acumular dinero con la venta de armas que otras manos, incluso de niños, usarán para sembrar muerte y pobreza”.