No hay que asustarse, más bien recordar el final de una frase que pronunciaste en la boda: “todos los días de mi vida”
Estas semanas me he acordado con frecuencia de una escena de la película “The grass is greener” (en español se tradujo como “Página en blanco”) en la que Cary Grant dice “este momento de nuestras vidas debe incluirse sin duda en lo peor” para afirmar a continuación que no piensa acudir al divorcio. Y es que, a pesar de la situación realmente grave que pasa su matrimonio en la película, él declara su intención de ser fiel a su promesa de amar y cuidar a su mujer.
La película -una comedia-enseña que el matrimonio es una cosa muy seria, no sólo para los momentos buenos.
Y es que en nuestra boda nos entregamos mutuamente para amarnos y respetarnos todos los días de la vida, en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad. Estos últimos meses nos han dado la oportunidad de vivir ese amor en la adversidad. Salvo excepciones, la mayoría de nosotros hemos estado sometidos a una fuerte presión que, indudablemente, ha repercutido en nuestras relaciones.
No hay que asustarse; entra dentro de lo normal que ante una situación como la que hemos padecido la respuesta sea nerviosismo, tensión y aislamiento. Sí, aislamiento porque nos hemos enfrentado a algo desconocido y muy peligroso, que nos ha causado un temor grande porque ponía en riesgo incluso la vida.
En esas circunstancias, no es difícil meterse dentro de uno mismo como autoprotección; ese mismo miedo, que nos ha obligado a tomar medidas de distancia física, ha podido repercutir también en una distancia interior porque hemos tenido reacciones muy primarias para protegernos y porque el contacto físico es esencial para cuidar nuestras relaciones.
Si hemos vivido estos meses con tensión, irritabilidad, temor e impaciencia, es bueno acordarse de que “en tiempo de desolación nunca hacer mudanza, mas estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación”.
Ahora que la situación sanitaria empieza a mejorar es el momento de tomar medidas para recuperar la cercanía física y emocional.
Si hemos pasado juntos por un momento de nuestras vidas que puede incluirse en lo peor, tal vez no ha sido como nos hubiera gustado: ni nuestras reacciones ni las de nuestro cónyuge habrán sido perfectas, más bien probablemente hemos fallado en muchas cosas. Pero tenemos por delante tiempo para mejorar lo que no ha salido bien y reforzar nuestra unión.
Una forma de empezar pasa por admitir nuestra propia debilidad y nuestras carencias, que facilita ser comprensivo ante la debilidad del otro. Por otro lado, también puede ayudarnos tener claro que un ingrediente esencial de las relaciones que duran en el tiempo son las crisis https://www.coincidir.es/crisis-de-pareja/: la crisis no es un momento definitivo, es un momento de cambio.
Aunque lo ideal sería pasar las dificultades muy unidos, es posible que los momentos muy dolorosos cada uno los haya pasado como haya podido. Si eso ha provocado distancia, el daño para ambos sería que esa distancia se hiciera permanente.
Sería bueno recordar que todo lo bueno que nos llevó a elegirnos como esposos sigue existiendo, aunque tal vez bajo inseguridades, tensiones y rutinas. Es el momento de avivar las brasas y recuperar la cercanía; ¿cómo? Con pequeños pasos: las muestras de cariño son un gran aliado porque tocar “carne de tu carne”, tan débil y a la vez llamada a la inmortalidad, ayuda a reencontrarse y a recuperar la cercanía del corazón.