Ojos con mirada de terror, cabello trasquilado, labio partido, uniforme a rayas demasiado grande sujeto con alfileres de seguridad … Las imágenes de Czesława Kwoka, de 14 años, se quedan grabadas por mucho tiempo en la memoria. Una artista brasileña decidió “animarlas”
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¿Cómo era antes del estallido de la guerra? ¿Quizás llevaba largas trenzas y vestidos en verano? ¿Quizás estaba corriendo por los prados de Wólka Złojecka, recogiendo amapolas? ¿Le gustaba comer las manzanas de verano directamente del árbol? ¿O tal vez odiaba la capa de nata que se hacía arriba en la taza de la leche caliente? Hoy, solo queda el retrato de Auschwitz de Czesia Kwoka.
Aquellos que lo vieron antes probablemente recordaban sus ojos oscuros, llenos de horror, tristeza, humillación. Ahora, gracias a Marina Amaral de Brasil, que colorea fotos en blanco y negro, podemos verlos con más profundidad aún …
Czesława Kwoka
Nació el 15 de agosto de 1928. Era uno de los llamados “Niños de la región de Zamość”, desplazados a la fuerza para establecer nuevos asentamientos para la población étnicamente alemana. Se estima que durante la campaña fueron desplazados alrededor de 110.000 polacos, incluyendo 30.000 niños. En su lugar, se asentaron unos 10.000 alemanes y 7.000 ucranianos.
Algunos de los niños fueron enviados al Reich para su germanización. Otros murieron en vagones de ganado o fueron asesinados por la inyección de fenol. Tal fue el destino de Czesława Kwoka, de 14 años.
La niña fue enviada a un campamento de tránsito en Zamość, y luego el 13 de diciembre de 1942, junto con su madre Katarzyna, fue llevada a Auschwitz-Birkenau. Fue reconocida como prisionera política, como lo demuestra el triángulo rojo en el uniforme a rayas. Le asignaron el número 26947. Se sabe que era católica.
Inmediatamente después de llegar al campamento fue fotografiada por Wilhelm Brasse. En el documental “Portrecista” (dirigido por Ireneusz Dobrowolski) relataba:
La foto de esta niña, una prisionera, la recuerdo especialmente porque se la veía muy joven, encantadora, con este pañuelo en la cabeza. Todavía con buen aspecto, con buena salud. A veces se llamaba a la gente por su número, pero en alemán, y esta chica simplemente no sabía lo que estaba pasando. Y a continuación la mujer de las SS (lo vi algunas veces), solía azotarlas con el látigo o golpearlas en la cara.
La chica golpeada se limpió las lágrimas y la sangre de los labios y se acercó al fotógrafo.
El 12 de marzo de 1943, le inyectaron fenol en el pecho. Su madre, Katarzyna Kwoka, murió el 18 de febrero de 1943.
Marina Amaral y sus “fotos animadas”
Cuando Marina Amaral, una artista brasileña, vio la foto de Czesława Kwoka, no la pudo olvidar. “Si miras la cara de Czesława, verás sangre. Justo antes fue golpeada por una mujer guardia porque no entendía alemán. Siempre digo: recuerda que el Holocausto no comenzó con asesinatos en masa, sino con retórica de odio”, escribió en Facebook.
Colorear fotos es su gran pasión y, al mismo tiempo, una oportunidad para concentrarse en lo que es importante en la vida. Gracias a ella, las caras de Albert Einstein, Rasputin, Mark Twain, Elvis Presley, Anna Frank, Marie Skłodowska-Curie, Thomas Edison, Queen Elizabeth y Abraham Lincoln se nos hicieron más cercanas. También “animó” las fotografías de muchas personas cuyos nombres nunca conoceremos.
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