En Estados Unidos las consultas virtuales han aumentado un 1.000% y los expertos recalcan que aunque no se puede sustituir a un médico, hay aspectos de la telemedicina que ayudar a agilizar los sistemas sanitarios en todo el mundo, África incluida
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Quizá por primera vez durante esta pandemia, tu médico te ha atendido por teléfono. Porque tenías una duda sobre unos síntomas. O para darte un resultado, que puede fácilmente explicarse por teléfono. O te han enviado una prueba por mail… O has hecho una consulta sobre la tos del niño al pediatra. Con una serie de preguntas, el médico ha tenido claro qué había que hacer.
El confinamiento y las restricciones de contacto físico decretadas para millones de personas por la pandemia del COVID-19 han traído tres T a nuestra vida: Teletrabajo, teleeducación y… telemedicina. Y en estos tres campos se han avanzado décadas en solo unos meses.
Por teléfono o incluso por videoconferencia, los sistemas sanitarios públicos y privados se han abierto cómo nunca lo habían hecho a tratar y hablar con sus pacientes mediante nuevos formatos. El objetivo fundamental era evitar el desplazamiento hasta un centro médico para que no hubiera contactos ni contagios pero según investigaciones de varias Universidades a través de todo el planeta, la telemedicina ofrece muchas más ventajas que la de no tener a los pacientes juntos en una sala de espera o evitar desplazamientos.
También ayuda a no saturar el sistema, a darle más agilidad y a que el paciente preste más atención a los síntomas al verse obligado a describirlos mejor. Y por eso, debería haber llegado para quedarse, eso sí, solo en algunos casos.
Desde la Universidad de Michigan recuerdan que antes de la pandemia, algunos sistemas sanitarios eran más que reticentes a trabajar mediante telemedicina. Sin embargo, recuerdan en un estudio que ha quedado demostrado que hay determinados tipos de pacientes que pueden ser atendidos con esta modalidad no presencial y que además, en caso no graves, ayuda en la selección y orden para una siguiente consulta. O por ejemplo, a la hora de comunicar resultados de pruebas… sobre todo si hablamos de las que salen bien.
Pero además, igual que con la teleeducación se abren nuevas puertas, teniendo en cuenta la cantidad de herramientas tecnológicas avanzadas con las que contamos. Desde robótica a nanotecnología, sensores, inteligencia artificial, para poder apuntar a una medicina ‘a distancia’ aunque solo sea en casos puntuales. Pero solo saber que está ahí y que se puede utilizar ya ayuda al sistema.
Los datos
En Estados Unidos, la telemedicina ha crecido un 1.000% durante la pandemia. Un dato que analiza Ray Dorse, director del Centro de Salud y Tecnología de la Universidad de Rochester, en Nueva York. Señala que se trata de uno de los mayores avances en la atención de pacientes del último siglo. Ahora, también se hace una pregunta: ¿Ha venido para quedarse?
Y ¿dónde podemos mirar para dar una respuesta a esa pregunta? Quizá a China. Allí, se han reforzado los mecanismos de atención virtual a pacientes. También lo ha hecho Canadá. El presidente de la Asociación Médica de este país asegura que se está trabajando para eliminar determinadas barreras para mejorar la tecnología médica virtual. En Italia, según un informe de expertos de la OMS – Organización Mundial de la Salud- la telemedicina llevaba instalándose desde 2008.
Ahora, los expertos también recuerdan que nada puede sustituir a un médico en valoración de pacientes. La teleasistencia se plantea así como una ayuda a un sistema global, algo que por cierto ya hacen en Europa muchos seguros privados. Que el paciente aporte y describa los síntomas de la mejor forma posible, para ayudar, no para sustituir.
De igual forma que para ayudar se ha visto que sirve reducir algunos trámites burocráticos. En España por ejemplo, está instalada la receta electrónica, que agiliza y evita visitas a centros médicos. Lo mismo ocurre con determinadas visitas que sí pueden solucionarse explicando los síntomas.
Con el uso generalizado del teléfono móvil en todo el planeta, señalan los expertos, fijándose en África, podría avanzarse mucho y muy rápido en salud pública. Y de este modo, igual que hay consenso en la necesidad de trabajar de forma conjunta en una vacuna para combatir este coronavirus, lo hay en seguir apostando por una telemedicina que no reste profesionalidad al sistema, pero que ayude a agilizar el trato al paciente. Ahora ha sido por obligación, pero de cara al futuro la apuesta es no perder lo avanzado.
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