Siguiendo el arte tradicional de Moravia, ha convertido Louka (Chequia) en un precioso rincón del planeta. “Hago lo que me gusta”, dice Anežka.
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Anežka Kašpárková es una encantadora abuelita de 91 años que vive en Chequia. Ha dedicado toda su vida al trabajo en el campo, pero en los últimos años ha dejado expandir su vocación artística, con un éxito inesperado en las redes sociales.
Anežka dejó las tareas agrícolas más duras hace un tiempo, pero es laboriosa y no estaba dispuesta a quedarse en casa de brazos cruzados.
La anciana decidió dedicar más horas a su gran afición: la pintura decorativa de paredes y fachadas con la ornamentación floral típica de su país.
Un trabajo artesanal
Así, sobre las paredes blancas de las casas de su pequeño pueblo, Anežka crea cenefas en color azul ultramar que dejan maravillados a los vecinos. Pinta a mano, sin plantilla, y no hace dos dibujos iguales. Con un modo de hacer totalmente artesanal decora entornos de ventana, marcos de puerta… siempre siguiendo el estilo tradicional de Moravia.
Gracias a las fotografías y a las redes sociales, su don se está haciendo mundialmente famoso. Aquí puedes ver su imágenes de su trabajo:
Hacer que el mundo sea más bello
“Hago lo que me gusta. Con ello ayudo a decorar el mundo un poquito“, afirma Anežka.
Solo necesita una cosa: paredes pintadas de blanco. Cada dos años, los edificios necesitan una nueva mano de pintura y de nuevo es la anciana quien se pone manos a la obra para embellecerlas.
La abuelita (babička en checo), reside en Louka, en el distrito de Hodonin, perteneciente a la región de Moravia Meridional, una bellísima zona de Europa en la frontera checa con Eslovaquia. Las aguas del Danubio no pasan lejos de ahí y hacen que las tierras sean fértiles y los paisajes de un verde fascinante.
Un reclamo para excursionistas
Los trabajos murales de la señora Anežka han convertido Louka en un atractivo turístico. Muchos excursionistas incluyen Louka en su recorrido para no perderse la contemplación de esta belleza sencilla y amable.
En algunas ocasiones, Anežka requiere de un andamio o una escalera para acceder a la altura de la pared que debe pintar. Nada se le pone por delante. Lleva cerca de 40 años pintando y espera seguir haciéndolo mientras viva. El arte la mantiene joven de espíritu.
Un arte tradicional de Moravia
Para Anežka, esta es una forma de dar vida a las tradiciones culturales de su tierra. Aprendió la técnica de otra mujer, de apellido Manakova, quien falleció tiempo atrás, y desea que este legado no se pierda.
Cada mes de mayo, pinta la ermita
En torno al mes de mayo, Anežka reserva 10 días para ornamentar un edificio con especial significado para ella: la ermita.
Moravia fue una zona especialmente castigada por la persecución religiosa comunista después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, esta pequeña iglesia es emblema de la fe que resiste el paso del tiempo, con la belleza que le añade la decoración floral de Anežka. Es enormemente atractiva en su sencillez.
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