Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
La pregunta es doble. En primer lugar está la cuestión sobre si actualmente hay menos milagros que antes. Esta es una pregunta imposible de contestar porque nadie los ha contado de modo global, ni antes ni ahora.
Lo que sí se puede decir es que ahora hay milagros, bastantes más de lo que pudiera parecer a primera vista.
Dos buenos ejemplos
El primer ejemplo son las beatificaciones y canonizaciones, que han sido bastantes durante los últimos siglos. En cada beatificación y canonización, a excepción de los mártires, se exige un milagro, bien documentado y evaluado, antes de declarar beato y santo a alguien.
El otro ejemplo es de un lugar en donde se han documentado e investigado muchos milagros: Lourdes. En siglo y medio se han certificado ya 70, el último el año 2020.
Sin embargo, estos son solo dos ejemplos, no se debe perder de vista que hay más milagros en otros lugares y sin relación con la elevación a los altares de alguien.
Tal vez ya no los vemos
¿Hay quizás menos sensibilidad para verlos? Hoy, como ayer, depende de la actitud con que se miren. Los Evangelios mismos testimonian que los fariseos no querían reconocer los del Señor, o se los atribuían al diablo.
De todas formas, hoy como ayer, muchos milagros tienen una difusión solamente local. Su noticia no corre mucho más allá del sitio donde se han producido o de un grupo de personas determinado.
Se necesita fe para obtener un milagro
No hay que olvidar, por otra parte, una lección evangélica. Jesucristo obraba milagros, pero pedía fe.
"Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: 'Trasládate de aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes".
Hoy también la pide. En cambio, a un Herodes que quería ver un milagro suyo solo por curiosidad, se lo negó. Y hoy también sucede lo mismo.
El papel de la ciencia
Y ahora, la otra cuestión: ¿la ciencia explica fenómenos que antes se atribuían a la acción divina?
Siempre ha ocurrido así, y no digamos en las antiguas religiones animistas. Y, sin embargo, ni siquiera esa explicación supone una negación de una acción extraordinaria de Dios.
Un ejemplo: una vez le comentaron a santa Teresa de Calcuta que hay una explicación natural del paso del Mar Rojo por Moisés y los israelitas huyendo de los egipcios. Respondió que podría ser, pero eso no es lo que de verdad interesa, sino que se produjese justo en ese momento.
En cualquier caso, la Iglesia siempre ha sido más cauta en este terreno que la piedad popular, siempre más proclive a ver fenómenos extraordinarios y actuaciones divinas que se salen del guion de la naturaleza.
Pero, a la vez, siempre ha habido alguna intervención divina extraordinaria: Dios no se ata a la naturaleza, que también Él creó, cuando algo conviene a la salvación de las personas.