Conmoción por la muerte de Oscar Júarez, sacerdote hace más de 40 años, muy querido en su barrio e hijo de un diácono permanente
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El padre Oscar Juárez, sacerdote del arquidiócesis de Tucumán, fue asesinado en la casa parroquial de San Martín de Porres, de la que era párroco desde hace 14 años. La brutalidad del crimen causó conmoción en su provincia y en todo el país. Hay un detenido por el crimen, cuyos móviles aún son investigados.
El padre Juárez tenía 67 años y había sido profesor de varios sacerdotes, entre ellos el propio arzobispo de Tucumán, quien lo recordó como un hombre humilde, generoso y servicial. Una curiosidad daba cuenta de la piedad religiosa de su familia: su padre era diácono permanente.
Muy querido por sus hermanos sacerdotes, uno de los cuales durante la Misa de Exequias a puerta cerradas por la pandemia lo definió como un “hermano mayor”, y otros lo recordaron de igual manera por su consejo y soporte, fue despedido con igual devoción y amor por una gran multitud, que arropó el coche con sus restos a la salida de la parroquia Nuestra Señora de Luján, comunidad en la que descubrió su vocación sacerdotal, celebró su primera misa, y a la que estaba muy ligada desde siempre su familia.
“Estoy seguro que nos quiere hacer rezar por aquellos que han cometido esta tremenda tragedia, y quiere que en estos momentos resolvamos en el corazón ‘perdónalos como yo los he perdonado’. Estoy seguro que él los perdonaba, y los perdonaba de verdad. Porque le tocó en serio perdonar, ya no en el confesionario. Perdonar de corazón a esos hermanos que para nosotros, para la sociedad, para el derecho, son delincuentes”, pidió su padre Javier Suárez al dirigir el responso con el que se despidieron sus restos mortales, ya en la calle, ante una multitud.
El cuerpo del padre Juárez fue hallado por una empleada de limpieza de la parroquia el 15 de julio, con signos de haber sido apuñalado, tapado con una sábana. Una cinta cubría su rostro, aparentemente signo de que había intentado ser amordazado, según expresó la fiscal a los medios de comunicación. Las primeras hipótesis difundidas por la prensa local daban cuenta de un robo, aunque en la investigación judicial no se descarta ninguna hipótesis, incluido una venganza.
El padre Juárez era sacerdote desde hace más de 40 años, pero vivió su vocación sacerdotal desde el seminario menor, en el que cursó su educación secundaria. Tras su ordenación, estudió Derecho Canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Además de desempeñarse como profesor en el Seminario y otras funciones, fue sacerdote de cuatro comunidades tucumanas que en redes sociales, con cientos de mensajes, recordaron con afecto, y sin rencor ni odio, aun pidiendo justicia, al cura asesinado.
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