Santa mística y erudita del siglo XII, doctora de la Iglesia, santa Hildegarda de Bingen dejó en sus escritos recomendaciones muy concretas sobre los alimentos: algunos son fuentes de alegría, otros de tristeza. Unas valiosas indicaciones con vistas a componer un desayuno equilibrado y que nos ponga de buen humorNaturópata pionera, santa Hildegarda demostró el vínculo entre ciertos alimentos y nuestro bienestar, tanto físico como psicológico.
Aquí algunas recetas elaboradas siguiendo los principios de la abadesa benedictina para unos desayunos sanos (¡y santos!), con el componente privilegiado del “Habermus” de espelta.
1UNA BEBIDA CALIENTE
Santa Hildegarda recomienda acompañar la primera comida del día con una bebida caliente, más digestiva que una bebida fría.
La infusión de hinojo, vegetal bandera de la alimentación hildegardiana, se recomienda especialmente. Esta infusión alivia los dolores en las articulaciones y enfermedades como la artritis, la tendinitis, la colitis…
El hinojo facilita también la digestión, es rico en vitaminas A, B, C, E y en fibra y, además, actúa contra los gases y los dolores de estómago.
A quienes no les seduzca mucho una bebida con gusto similar al anís, pueden recurrir a infusiones de escaramujo, menta verde, aciano o incluso de caléndula.
Mélanie Schmidt-Ulmann, especialista en alimentación hildegardiana, aconseja también una mezcla de té blanco, de flores de saúco, de hierbaluisa y de pétalos de girasol, o incluso de café de espelta casero: café de cereales con granos no molidos:
Hervir durante cinco minutos dos cucharadas soperas de granos de café de espelta en 500 ml de agua y filtrar. Conservar los granos en la nevera para una eventual cura de café de espelta, eficaz para favorecer el tránsito intestinal.
2MUESLI A BASE DE COPOS DE ESPELTA
En vez de tostadas con mantequilla y mermelada, santa Hildegarda prefería cereales como la espelta, que contiene doce veces más magnesio que el trigo.
Contiene también tiocianatos que estimulan las defensas inmunitarias, la formación de glóbulos rojos, el crecimiento celular y la formación de células madre.
Rica en proteínas y en carbohidratos, da la energía necesaria para empezar bien el día. Mélanie Schmidt-Ulmann propone una receta de muesli a base de copos de espelta y de fruta fresca:
En un bol, verter copos de espelta frescos. En un plato, aplastar un plátano y añadir unas gotitas de limón. En un bol aparte, mezclar queso blanco (o yogurt de soja) con un poco de aceite de cáñamo (no más de una cucharada sopera). Mezclar los dos preparados con el muesli. Pelar y cortar frutas frescas de temporada (por ejemplo, manzana, naranja y kiwi, pero cuidado con las frutas “prohibidas”, como la ciruela, la fresa y el melocotón) y añadirlas al bol. Por último, incluir una pizca de granos de psyllium negro.
El “Habermus” de espelta es el componente principal de un desayuno hildegardiano. Se trata de granos de espelta molidos (sin la parte harinosa), aderezados con trozos de manzana, corteza de limón, pelitre, galanga, canela y psyllium.
Existen paquetes de Habermus “preparados” en comercios especializados. El Habermus activa también la circulación sanguínea.
3PORRIDGE DE COPOS DE AVENA CON LECHE VEGETAL
Según santa Hildegarda, la avena pone de buen humor. “La avena es caliente, tiene un gusto picante y un olor fuerte; constituye un alimento generoso y sano para las personas de buena salud: proporciona un alma alegre, una inteligencia limpia y clara, una tez hermosa y una carne llena de salud”, escribe la santa. Aquí una receta de porridge (un poco más apetitoso que las gachas) para levantarse con buen pie.
Verter 250 ml de leche vegetal (de almendras o de castañas) en un cazo, así como 75 g de copos de avena. Calentar suavemente durante cinco minutos. Añade miel o azúcar de caña. Deja templar y luego añadir, al gusto, frutos secos o frescos.
4PAN DE ESPELTA
A los irreductibles amantes de las tostadas, mejor hacerlas con pan de espelta. Aquí tienen una receta:
Mezclar 800 g de harina blanca de espelta, 200 g de harina integral de espelta y 1 cucharada de sal gruesa. Mezclar bien dos cucharadas soperas de masa madre de espelta orgánica deshidratada con 60 cl de agua tibia. Incorporar lentamente la mezcla líquida a las harinas y dejar que se duplique el volumen (aproximadamente 1 hora en un lugar cálido). Amasar la masa con un poco de harina integral. Dividirlo en dos bolas. Colocar cada bola en un molde redondo u ovalado previamente enharinado. Hacer una incisión en la parte superior con un cuchillo. Dejar que aumente de 45 minutos a 1 hora, siempre en un lugar cálido. Hornear a 220°C de 45 a 55 minutos hasta que la corteza esté dorada, teniendo cuidado de colocar un tazón de agua debajo de la bandeja de hornear (para evitar la deshidratación de la masa).
Monja benedictina ante todo, santa Hildegarda nunca dejaba de subrayar la importancia de la oración, primer ingrediente, en definitiva, de un día depositado en las manos de Dios.
Esta oración que compuso y que suena como un credo es una hermosa manera de manifestar nuestra fe y nuestra gratitud hacia el Señor, cada día que Dios nos da:
Creo en Ti fielmente, oh Dios mío, y es en la fe donde realizo todas mis obras. Aumenta mi dicha a través de la práctica de todas las virtudes. ¡Tú eres mi alegría, oh Señor del universo! En el amor y la fe, quiero seguirte porque eres Tú quien me ha creado. Tú me das lo que es bueno, no me falta nada de lo que pido y deseo. La fe me enseña la oración justa: ¡dame únicamente aquello que Te complace! Llena de miseria, hacia Ti suspiro, por mi hermano o por mí misma, inspírame las buenas obras y santas que logren todas las exigencias de Tu Amor; ¡colma mis deseos legítimos! Que así sea.
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