El testimonio de la hermana Nelly León en Aleteia y su acompañamiento en una cárcel que tiene a la mitad de las reclusas con coronavirus y que fue visitada por el papa Francisco en 2018A la hermana Nelly León, capellana del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y perteneciente a la Congregación del Buen Pastor, se le escucha con voz cansada.
“Llevo cuatro meses internada junto con las mujeres de la cárcel, porque dije si voy a estar encerrada que sea aquí, acompañando y trabajando en el recinto. Ha sido bien intenso todos estos meses, porque aquí no hay días de descanso. Pero estoy bien y sirviendo a otros, que es lo que me hace feliz”, dice enérgica, como es ella, y quien decidió quedarse interna junto a las mujeres de la cárcel una vez que comenzó la cuarentena.
Hace algunos días atrás se conoció que la mitad de las mujeres del Patio Mandela, lugar que esta religiosa tiene a cargo, se encuentran contagiadas con COVID-19.
“Me dio pena saber esto porque si yo estaba contagiada no podía quedarme sola en mi pieza, debía salir de aquí e ir a una residencia sanitaria a recuperarme. La tristeza era porque yo dejaba a las mujeres aquí, es como la imagen del buen pastor que no podía dejar a mi rebaño. Pero gracias a Dios mi examen salió negativo y estoy aquí acompañando y cuidando”, expresa en diálogo con Aleteia.
Todos los días en la tarde prepara junto a otra persona ocho litros de limonada caliente para cada uno de los dormitorios que albergan a las mujeres de este centro; el cual fue visitado por el papa Francisco en su visita a Chile en el 2018, más un paracetamol.
“Todos los días vienen las paramédicos del Centro Familia Santa Teresa a controlarnos y a revisar a las chiquillas. Pero ninguna ha sido internada por coronavirus; las que han estado en el hospital ha sido por situaciones de angustia, pero ya se encuentran en el Centro”, sostiene.
La hermana Nelly lleva 14 años como capellana de este centro penitenciario, donde también nació la Fundación Mujer Levántate, la cual acompaña y apoya a las mujeres para reinsertarse en la sociedad.
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La religiosa comenta que “da mucha alegría ver a las mujeres que después de haber perdido todo, se rearman y comienzan a manejar y asumir su libertad”.
“Por ejemplo, hay una chica que tiene un pequeño taller de costura, esto lo obtuvo porque postuló a un fondo social del Estado, y que en este período de pandemia la Pastoral de la UC le pidió que cociera y armara los forros para las almohadas de las personas que son entubadas a raíz del coronavirus. Ver esta cada de colaboración es realmente bonito”, indica mientras se aprecia la alegría en su voz al relatar esta historia.
Esta religiosa fue conocida mundialmente cuando le dijo al papa Francisco: “En Chile se encarcela la pobreza”. Y esto lo sigue sosteniendo porque cree firmemente que la ley debe ser más justa y juzgar mirando la historia de cada persona. “Siempre digo que los tribunales de justicia deberían de tener la carpeta de vida de la persona antes de condenarla; conocer su historia de vida y contexto”, sentencia.
Por último, la hermana Nelly comenta que espera que una vez que termine la pandemia Chile “pueda ser más justo en salud, vivienda, educación”.
“El estallido social y el coronavirus han visibilizado la gran brecha que existe entre unos y otros. También espero que nosotras las religiosas, sacerdotes y obispos estemos más en terreno y arriesgarnos más. ¿Por qué nos cuidamos tantos? Sino que nosotros debemos cuidar a otros; como nos dice el Papa Francisco ir a las periferias existenciales y geográficas”, concluye.
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