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El testimonio en Aleteia de Ana Laura Salazar Orozco, la artista detrás de la obra “María, Madre de la Vida”
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Siempre he soñado el rostro más hermoso del universo, pues sé que ese rostro es el de la Virgen María, la Madre de Dios, nuestro Señor. Nunca lo he visto, sólo lo imagino y lo percibo a través de esculturas y pinturas. Mi deseo más grande es que, al morir, lo primero que vea sea ese rostro hermoso.
Acabo de ver una pintura de la Virgen María. Se ha vuelto viral en las redes sociales esta imagen por el tema de la despenalización del aborto en México. Para sorpresa de todos, lo que parecía perdido se ganó, pues la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio un “sí” a la vida y un “no” al aborto.
Para muchos fue un milagro; para otros fueron pifias y errores jurídicos que se presentaron en este caso, enrollos legaloides en los que no importa abundar. Para mí fueron las manos amorosas de la Virgen, que intervino por sus hijos más indefensos.
En la pintura que menciono, la Virgen María toma entre sus manos a un pequeño bebé. Esta obra de arte denota la ternura de la Santísima Virgen al tomar a la pequeña criatura entre sus manos y besarla con amor. La vida está protegida por nuestra Señora y Madre, ¡la vida triunfó! La belleza, la dulzura de esta reina celestial es perfectamente plasmada en esta pintura, me da paz, me llena de alegría y me enamora la Santa Madre de Dios.
Es cierto que la autora de la pintura representa a los bebés en peligro de ser abortados, pero también hay algo más, representa un acontecimiento doloroso que la artista Ana Laura Salazar Orozco vivió en carne propia, y que ella misma relata en sus redes sociales, y más adelante en la entrevista que nos concedió, amplía la información.
-Ana Laura, muchas gracias por concedernos esta entrevista para Aleteia. ¿Nos puedes decir tu nombre completo y de dónde eres?
Mi nombre es Ana Laura Salazar Orozco, y soy de Ciudad de México, toda mi vida he vivido ahí.
-Ese talento que tú tienes como pintora, dibujante, acuarelista, ¿cuándo surge, en qué etapa de tu vida?
Aparece desde que nací; lo que pasa es que yo provengo de una familia de pintores, de varias generaciones. A mi mamá, que era retratista y que acaba de fallecer el año pasado, toda la vida la vi pintar; y yo siempre, desde que me acuerdo, también siempre quise pintar. Así que nunca dudé de mi vocación, por eso digo que es algo que llevo desde que nací.
-¿Qué sientes al pintar? ¿Qué pasa por tu mente, por tu corazón, por tus emociones cada vez que estás dibujando o pintando?
Para mí, mi vida siempre ha sido la pintura, y es la forma en que mejor me sé expresar. Gozo cada pincelada, gozo estar metida en mi estudio. Mis hijas –tengo tres preciosas hijas y un marido maravilloso— siento como que… ¡me toleran! Porque estoy metida ahí todo el día, y de pronto alguna me ha dicho: “Mamá, ¿me puedes hacer caso?”.
Pero ellas también son artistas, y ahora me entienden. Y realmente agradezco este don recibido, porque creo que poder expresar todo lo que siento a través de mis cuadros, es algo maravilloso, ¡me encanta! Me encanta sentir que la gente se comunica conmigo a través de esto.
-Sabemos que el tuyo es un talento nato; pero, ¿te seguiste formando asistiendo a alguna universidad o escuela para pulir tu don?
No, nunca fui a una universidad; en primer lugar, por problemas económicos que había en mi casa; y, en segundo lugar, porque lo que aprendí desde niña lo aprendí a través de mi mamá, y sólo me llegué a inscribir en talleres sueltos, principalmente a un curso de grabado en Italia, y también estudié un poquito de artesanía. Igualmente tomé seminarios de arte en Estados Unidos una semana. Realmente la vida es la que me ha hecho ir experimentando las técnicas.
-¿Qué técnicas aplicas? En Instagram describes que eres dibujante, acuarelista, pintora… ¿Cuáles técnicas aplicas más en tu trabajo, y dónde se han expuesto tus obras?
Principalmente me he dedicado a la acuarela, que es una técnica que siempre me ha llamado la atención, y fui miembro de la Asociación Mexicana de Acuarelistas; ahí fue donde más me he conectado, por así decirlo, con el exterior.
Más adelante fui aceptada en la Sociedad de Acuarelistas de San Diego. Ahí gané dos premios muy importantes en dos años consecutivos; el primer lugar, en una exposición internacional que organizó esta sociedad.
Y luego, con la Sociedad Internacional de Acuarela, también he recibido premios en diferentes lados; en la India me saqué un tercer lugar, y en Bulgaria también obtuve un premio. Así, la acuarela es la técnica que más he desarrollado, la que más he promovido, ¡y me encanta! Por otro
lado, la técnica del óleo la he utilizado más bien en cuadros religiosos, por ejemplo, ilustré los misterios del Rosario para la iglesia de San Josemaría Escrivá, en las criptas de esta iglesia en México; ahí desarrollé una técnica de pintar al óleo sobre ónix, de manera que se transparenta la veta, y yo aprovecho la veta para hacer la imagen, lo que da un resultado muy interesante. Acuarela y óleo son, pues, las dos técnicas que más he utilizado a lo largo de mi vida.
-¿Eres católica, Ana Laura? ¿Cómo influye tu fe en Dios para tus espléndidas obras religiosas? ¿Dios significa mucho para ti?
Sí, totalmente. Mis padres eran católicos practicantes, y siempre nos inculcaron esa fe. Yo crecí viviendo fuertemente la fe dentro de mi familia. Y me busqué un marido católico, para que siguiéramos con los mismos valores para educar a la familia.
En alguna etapa de mi vida sentí que tenía que amar más a la Virgen, y le dije a nuestro Señor: “Auméntame el amor por tu Madre”. Y creo que ahorita Ella es la que ha guiado mis pasos; ha estado detrás de varios asuntos que le he pedido, y me los ha concedido. Es importante que mi trabajo lo ofrezca a Dios.
Cuando me piden una obra religiosa, la medito, hago oración y pido inspiración al Espíritu Santo, efectivamente; le digo: “¡Guíame! Tú muéveme el pincel”.
Y me importa mucho que la gente, al ver mis obras, sienta algo de piedad o que se le mueva de alguna manera el corazón.
-Ahora háblame un poco sobre esa pintura tuya titulada “María, Madre de la Vida”. ¿Cómo surgió?
Esta pintura se fue creando poco a poco. Yo tuve un embarazo extrauterino; era mi cuarto hijo. No se salvó, obviamente, pero lo bautizamos y siempre lo tenemos presente. Me dolió muchísimo la pérdida de mi bebé.
Después, siendo una madre joven, me invitaron a ver una película que trataba de lo espantoso que es el aborto. En esa película de verdad yo realmente sentí que oía gritar al bebé cuando lo estaban abortando. ¡Me llegó hasta lo más profundo del alma!
Y ahora, con todo lo que se ha ido desarrollando en torno al aborto mundialmente y en México, le comenté a una hermana: “A mí me gustaría hacer algo, un cuadro para combatir el aborto”. Y ella, sabiendo eso, me regaló la figura de un pequeño feto hecho en cerámica, que me impresionó; y cada vez que yo lo veía, rezaba para que se salvara un alma, un niñito.
Y entonces de ahí salió la idea, viendo a ese bebé en mis manos, me dije que así lo iba a pintar, porque cada bebé está en las manos de María. De ahí surgió la idea, y pinté este cuadro al principio de este año.
Y las reproducciones que voy a hacer de este cuadro las voy a donar a la persona que creó la asociación VIFAC (dedicada a atender a mujeres en estado vulnerable durante el embarazo, n.d.l.r.); y le dije: “Todo lo que saque de reproducciones te lo voy a donar”, y está muy agradecida.
Y cuando no se aprobó esta ley con la que se quería permitir el aborto en el estado de Veracruz, mandé la imagen del cuadro para dar las gracias, ¡y de pronto se viralizó, pero yo nunca lo imaginé! Me impresionó todo esto, ¡nunca me había pasado algo parecido!
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