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La devoción a san Ramón Nonato se remonta al siglo XIV. Ya al morir el 31 de agosto de 1345, tanto el pueblo donde nació -Portell, en la provincia de Lleida (España)- como Cardona -donde fallece, en la actual provincia de Barcelona- se disputan sus restos mortales.
Su fama de santidad existía ya en vida, porque había sido un mercedario famoso por su devoción a la Eucaristía y por su amor al prójimo expresado en obras: había viajado cuatro veces a África a redimir cautivos y había sufrido allí prisión y torturas.
Se sabe que en dos de sus cuatro viajes a Argel tuvo que dejarse tomar como prisionero a cambio de que quedaran libres los cristianos retenidos: no había suficiente dinero para el pago de cristianos (que se vendían como esclavos) y, en esos casos, los religiosos suplían con su propia persona hasta que llegara más dinero procedente de Europa. A veces tardaban un año, como ocurrió en el primer encierro de Ramón.
En el último de los viajes de Ramón Nonato, al ver los musulmanes que evangelizaba, no solo lo encarcelaron sino que le clavaron un candado en la boca para que no pudiera hablar. No es leyenda, es hecho histórico.
A la vuelta del cuarto viaje, el Papa (que en aquellos momentos se encontraba en Aviñón), emitió su nombramiento como cardenal. Sin embargo, Ramón moriría antes de volver a encontrarse con el Papa (sí había tenido oportunidad de estar con él en anteriores ocasiones por su trabajo en la Orden Mercedaria).
Un nuevo libro documental
Pero, ¿cómo se llamaba realmente san Ramón Nonato? El padre Joaquín Millán, de la Orden Mercedaria, se ha encargado de sacar a flote este dato y otros muchos acerca del santo en un extenso libro que se publicó en plena pandemia, en 2020, "San Ramón y su santuario. Manifestación del poder de Dios", editado por la propia Orden.
Este autor prueba que el auténtico apellido de san Ramón era otro: "Nonato se le llamó a Ramón porque había nacido de una forma singular. Su madre, embarazada, había fallecido, y fue el propio vizconde de Cardona el que sacó al bebé de la madre muerta rajando lateralmente el vientre de la mujer con su espada".
El suceso dejó conmocionado al pueblo de Portell, donde nació, y fue largamente comentado, por lo que desde aquel momento se le comenzó a llamar Ramón no-nat (en catalán, no nacido).
Actualmente, en la casa donde nació hay una ermita de San Ramón y en el dintel de la puerta puede leerse: "Ací es nat sant Ramon Nonat" (Aquí nació San Ramón Nonato).
¿Quién descubrió su apellido?
"Fue difícil encontrar su apellido. En todos lados aparecía como Nonat. Pero en el siglo XVII, fray Juan Antillón Perdiguera descubre un documento crucial. Es el acta de reunión de capítulo de 1324, que tuvo lugar en el monasterio mercedario del Puig, en Valencia. Allí aparece Ramón Surró. Es Ramón Nonato que aparece con el apellido oficial".
¿Emparentado con el vizconde de Cardona?
El padre Millán explica que Surró viene de "sarraceno" y hace referencia al aspecto moreno de la piel.
¿Cuál era el vínculo de san Ramón Nonato con Cardona y por qué el vizconde de Cardona tuvo tanta preocupación por la madre de Ramón Nonato y por salvar a su hijo no nacido? Este estudioso recuerda que el señor de Cardona tuvo varios hijos ilegítimos, nacidos fuera de matrimonio, que quedaban excluidos del derecho a herencia. Ramón bien pudiera estar vinculado por sangre a este linaje, de ahí que el mismo vizconde que lo hizo nacer quisiera ser su padrino de bautizo".
"De hecho, el padre de Ramón -prosigue- era agricultor, sin título ni grandes posesiones más allá de la tierra que cultivaba, pero tanto el pueblo de Portell como el territorio donde hoy se encuentra el monasterio de San Ramón pertenecían a Cardona, que fue uno de los territorios más importantes de la actual Cataluña".
La riqueza de Cardona se debía no solo a la extensa geografía sino a la sal, que aflora de forma natural en esta cuenca y que se explotaba ya desde el Neolítico. Y de ahí que al linaje de los Cardona se los conociera como "los señores de la sal" (teniendo en cuenta que en la Edad Media era la materia prima que permitía conservar los alimentos).
El padre se oponía a su vocación
Ramón tuvo dificultades en su vocación religiosa: "De niño, acude a la Virgen como huérfano de madre, le reza -explica el padre Millán- en la ermita de san Nicolás y ahí descubre la llamada de Dios, gracias a los frailes mendicantes de la Orden Mercedaria que van por los pueblos. Decide hacer voto de virginidad, pero su padre se opone radicalmente: no le interesaban los estudios, preferiría que él fuera campesino y labrara la tierra como él, decía".
"Pero el vizconde de Cardona -prosigue- lo ayudó y le pagó los estudios. Veían en él a un joven devoto, despierto, inteligente y con muchas aptitudes, además de que el chico había manifestado su voluntad de ser religioso. Así Ramón pudo entrar en la Orden de la Merced, que san Pedro Nolasco había fundado un siglo antes, y desempeñar toda la labor que le llevó a ser reconocido como santo".
La vida de san Ramón es apasionante, de película, con muchos episodios de los que ahora por primera vez se conocerán los auténticos datos históricos y habrá que revisar fuentes y publicaciones, dice el padre Millán, comenzando por la Wikipedia. Por ejemplo, subraya que "es del siglo XIV y no del siglo XIII, y que por lo tanto nunca llegó a verse con san Pedro Nolasco, el fundador de la Orden Mercedaria, que sí es del XIII".