“Me da mucha pena ver las consecuencias de tener que llevar mascarilla, ya no veo las expresiones de la gente, ni puedo abrazar… No quiero que nos deshumanicemos”.Estas son algunas de las muchas preocupaciones que se tienen actualmente: las consecuencias del uso de las mascarillas o de tener que guardar distancia social. Es algo que muchos creen que está limitando la forma de relacionarnos y comunicarnos con otros.
- “¿Hasta cuándo estaremos así?”
- “¿Nos convertirnos en seres asociales?”
- “¿Qué les estamos enseñando a nuestros hijos?”
Los cambios, generalmente, nos asustan porque nos hacen perder nuestra sensación de control y seguridad. Somos seres de rutinas y hábitos, por eso nos puede estar costando adaptarnos a la nueva situación de pandemia. Y no es de extrañar, pues estamos acostumbrados a vivir sin este tipo de restricciones que nos obligan a comunicarnos y relacionarnos de una forma muy acotada: online, por teléfono, por mensaje, etc.
Sin embargo, el ser humano ha demostrado a lo largo de la historia que también es capaz de adaptarse y evolucionar. Por eso mismo, esta situación puede convertirse en una oportunidad de crecimiento para innovar y desarrollarnos.
La resiliencia como principal herramienta durante la pandemia
La resiliencia es la capacidad de adaptación de los seres humanos a situaciones adversas de las que, posteriormente, salen fortalecidos.
¿Qué nos hace resilientes?
La capacidad de amar: porque cuando yo amo puedo ser capaz de salir de mi zona de confort por amor al otro.
La capacidad de pensar y razonar: porque desde el razonamiento soy capaz de atravesar situaciones que me provocan emociones dolorosas o difíciles, y sobreponerme a ellas.
Estas dos capacidades están siendo fundamentales especialmente en este tiempo. El amor a los demás nos ha hecho salir adelante ante la pandemia y seguir buscando fórmulas para relacionarnos de forma que hagamos sentir a nuestros seres queridos nuestro amor de la mejor manera posible.
Por otro lado, aunque las noticias puedan parecer inicialmente alarmantes, podemos ponderar y relativizar la información que nos llega para no sobre-preocuparnos más de la cuenta.
¿Volveremos a recibir amor a través del contacto físico?
Por supuesto que sí. La experiencia histórica nos enseña que la humanidad ha salido adelante después de numerosas situaciones de crisis que parecían insuperables. Esta vez no tiene por qué ser la excepción.
Muchos países están dedicando esfuerzos a encontrar la vacuna y, entre las noticias que invitan a la prudencia a los ciudadanos, también escuchamos informaciones esperanzadoras sobre próximos remedios y soluciones que nos devolverán a la normalidad.
Hasta que eso llegue, tenemos a nuestra disposición múltiples alternativas: los medios tecnológicos, las visitas con mascarilla y distancia social, llamadas telefónicas, los saludos con el codo, etc.
La gran ventaja de luchar por ser resilientes ante las dificultades es que, además, desarrollamos virtudes y fortalezas fundamentales para el ser humano: confianza, paciencia, templanza, etc. Todo ello, manteniendo la esperanza de que, más pronto que tarde volveremos a abrazarnos.
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