El Secretario de Estado de la Santa Sede informó que el diálogo con China seguirá adelante a pesar de las criticas de Mike Pompeo
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“No diría que fuera fastidio, sorpresa sí por esta revelación que no esperábamos aunque conocemos bien, desde hace tiempo, la posición del presidente Trump y del secretario Pompeo en particular”, dijo el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, al margen del simposio sobre la libertad religiosa organizado por la embajada de EEUU ante la Santa Sede.
El cardenal italiano manifestó su ‘sorpresa’ al responder a la pregunta de si la Santa Sede se ha irritado por el artículo de Mike Pompeo en la revista First Things en el que ha puesto en entredicho “la moralidad” de la Santa Sede por la renovación del acuerdo con el gobierno de China para que el papa Francisco pueda elegir los obispos de la Iglesia Católica en ese país.
Sorpresa – argumentó Parolin- porque “ya estaba prevista una visita a Roma en la que Pompeo se reuniría con los dirigentes de la Santa Sede, y nos pareció el lugar más oportuno y adecuado para hablar de estas cosas y así lo haremos: nos reuniremos mañana y habrá oportunidad de discutir estos temas”, informó RAINews.
Pompeo que se encuentra de gira por Europa pidió audiencia al papa Francisco, sin embargo, no será posible porque el pontífice no recibe jefes de gobierno que se encuentran en campaña electoral. “Mike Pompeyo había pedido ver al Papa, pero el Papa había dejado claro que no se reciben personalidades políticas en campaña electoral. Las declaraciones posteriores no tuvieron nada que ver con ello”, confirmó Parolin.
“Dije en mi discurso que la defensa y la promoción de la libertad religiosa y más allá de la paz en el mundo es el principal propósito de la diplomacia pontificia. Existimos por esta razón, y si no defendemos la libertad religiosa estaremos fallando en nuestra naturaleza y nuestros objetivos”, dijo a los periodistas en respuesta a las críticas de que el Vaticano no defiende suficientemente la libertad religiosa. “Entonces, como señalé antes el problema es cómo no el qué, y sobre el cómo pueden haber diferentes puntos de vista”, añadió.
Parolin informó que el diálogo con Pekín seguirá adelante, por lo menos que esa era la voluntad por parte del Vaticano: “Estamos a favor de la política de los pequeños pasos, y creemos que cada resultado aunque no sea llamativo, aunque quizás al principio no parezca dar grandes resultados, pero es un paso adelante hacia la afirmación también de una mayor libertad religiosa”.
El Acuerdo Provisional sellado el 22 de septiembre de 2018 entre la Santa Sede y la República Popular China, relativo al nombramiento de obispos, entró en vigor un mes después de su firma y, por lo tanto, expirará el 22 de octubre próximo.
Ante las voces que critican el acuerdo, Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio de Comunicación de la Santa Sede explicó en un editorial en qué consiste dicho acuerdo y el motivo por el cual el Vaticano va a prorrogarlo.
“El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, explicó recientemente que la intención es proponer una prórroga a las autoridades chinas, continuando la adopción del Acuerdo en forma provisional, “como se ha hecho en estos dos primeros años, a fin de verificar posteriormente su utilidad para la Iglesia en China”.
“El Acuerdo Provisional se refiere exclusivamente al proceso de nombramiento de obispos, una cuestión esencial para la vida de la Iglesia y para la comunión de los pastores de la Iglesia Católica China con el obispo de Roma y los obispos del mundo”.
Por consiguiente, afirma Tornielli, “el objetivo del Acuerdo Provisional nunca ha sido meramente diplomático y menos aún político, sino que siempre ha sido genuinamente pastoral: su finalidad es permitir que los fieles católicos tengan obispos que estén en plena comunión con el Sucesor de Pedro y que, al mismo tiempo, sean reconocidos por las autoridades de la República Popular China”.
Los dos primeros años – escribió Tornielli- han traído nuevos nombramientos episcopales con el acuerdo de Roma y algunos obispos fueron reconocidos oficialmente por el gobierno de Pekín. Los resultados -también a causa de la pandemia que, de hecho, ha bloqueado los contactos en los últimos meses- han sido positivos, aunque limitados, y sugieren seguir adelante con la aplicación del Acuerdo durante otro período.