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Nueva Zelanda celebrará el primer referéndum nacional del mundo sobre la eutanasia

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Zelda Caldwell - publicado el 01/10/20
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21 líderes religiosos condenan la ‘Ley de Decisión del Final de Vida’, que afirman no protege adecuadamente a los vulnerables

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21 líderes religiosos de Nueva Zelanda han firmado una declaración conjunta en oposición al referéndum previsto para el 17 de octubre que podría legalizar la eutanasia.

Nueva Zelanda es el primer país en llevar la legalización de la eutanasia a una votación por referéndum. La Ley de Decisión del Final de Vida legalizaría la eutanasia para quienes tengan una enfermedad terminal con un pronóstico de menos de seis meses de vida.

Los firmantes de la declaración, entre los que se incluye el cardenal John Dew, arzobispo católico de Wellington, dicen que la Ley de Decisión del Final de Vida de Nueva Zelanda supondría un perjuicio para los más vulnerables, “los ancianos y frágiles, los pobres, las minorías culturales y las personas discapacitadas”.

Según la declaración, la Ley de Decisión del Final de Vida no protege adecuadamente a los individuos de verse coaccionados para poner fin a su vida.

La declaración condena que la ley no tenga suficientes garantías, al mismo tiempo que señala que las leyes neozelandesas ya permiten “cuidados para un buen final de vida”, incluyendo el cese del tratamiento, órdenes de “no resucitación” y directivas de cuidados avanzados.

La declaración se centra en el riesgo y los peligros de dicha ley, que incluyen:

  • Las personas tendrán acceso a la muerte asistida sin tener ningún dolor físico.
  • No se requiere que los pacientes consulten a familiares u otras personas allegadas antes de organizar su muerte asistida.
  • No hay una evaluación de depresión, un elemento que los estudios muestran que puede influir en la decisión de una persona para poner fin a su vida. Tampoco hay una prueba de evaluación mental.
  • No hay tiempo de espera: “una persona puede estar muerta 4 días después del diagnóstico”.

Además de esta falta de garantías, la ley, según critican los líderes religiosos, pondría en peligro a los más vulnerables al hacer parecer la eutanasia como una práctica aceptable y ética.

“También nos preocupa que la práctica del suicidio asistido y eutanasia se normalice con el tiempo, conduciendo a una ampliación de los criterios de idoneidad, como se ha visto en otros países”, se lee en la declaración.

En una carta del 22 de septiembre, Samaritanus bonus, “sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida”, la Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a quienes sostienen que poner fin a la vida de una persona que sufre es una forma de compasión:

Ante un sufrimiento calificado como “insoportable”, se justifica el final de la vida del paciente en nombre de la “compasión”. Para no sufrir es mejor morir: es la llamada eutanasia “compasiva”. Sería compasivo ayudar al paciente a morir a través de la eutanasia o el suicidio asistido. En realidad la compasión humana no consiste en provocar la muerte, sino en acoger al enfermo, en sostenerlo en medio de las dificultades, en ofrecerle afecto, atención y medios para aliviar el sufrimiento.

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