El templo colonial Santa Cruz de Jerusalén de Juli (Perú) será restaurado en dos años
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Los primeros en llegar fueron los dominicos, quienes en 1553 fundaron lugares como el Convento de San Vicente de Chucuito, pero el gran legado religioso tiene que ver más con los jesuitas, quienes asentaron una misión permanente a finales del Siglo XVI.
Se trata de Juli, una localidad peruana ubicada en la provincia de Chucuito, departamento de Puno y cuyo antiguo esplendor arquitectónico la ha hecho ser reconocida como la “Roma de América”.
Efectivamente, tal cual recuerda una reseña de Agencia Andina, este lugar pretende convertirse en foco cultural y turístico de la región de Puno, sitio que supo albergar a las autoridades jesuitas que buscaban aprender idiomas nativos como aimara y quechua.
Incluso, en el reporte también se recuerda que esa zona “se escribieron algunos de los más importantes tratados sobre la evangelización de los nativos sudamericanos”.
Es que Juli ha sido desde sus inicios una verdadera “joya” cargada de fervor católico. Entre sus lugares más emblemáticos se encuentra el templo de Santo Tomás de Aquino o la catedral de San Pedro Mártir, además de otros sitios también de interés religioso como el templo-museo San Juan Bautista de Letrán (iniciado por los dominicos y concluido por los jesuitas).
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Una restauración en dos años
Es en medio de estas “exquisiteces” culturales y edilicias es que resalta también el histórico templo colonial Santa Cruz de Jerusalén, sitio del que incluso algunas versiones dan cuenta que se habría oficiado la primera misa en aimara.
Con un estilo barroco-mestizo, la construcción se empezó entre 1581 y 1582 (concluyó luego de 1600) da cuenta otro reporte firmado por Carlos Fernández para El Comercio, pero con el paso de los años tuvo que remodelarse. Incluso, allá por 1914, un rayo casi destruye el templo por completo.
Por otra parte, alguna documentación también señala que hombres de renombre entre los jesuitas como santo Toribio de Mogrovejo habrían oficiado en ese mismo templo.
Actualmente, en estado de ruinas, busca volver a resplandecer.
Según recuerda una nota publicada por la propia Conferencia Episcopal Peruana (CEP), el Ministerio de Cultura desarrollará un proyecto de restauración en dos años. Los trabajos tienen como objetivo la restauración total en cuanto a infraestructura, además de la recuperación de las obras de arte.
Monseñor Ciro Quispe López, obispo de la Prelatura de Juli, agradeció el proyecto a nombre del pueblo aimara y enfatizando –recuerda el portal de la Iglesia en Perú- que se ”restaurará una obra que fue construida entre los misioneros jesuitas que dejaron sus huellas”.
“Será el inicio para impulsar al pueblo y a las autoridades para que tomen la iniciativa para otras restauraciones, y el altiplano posee monumentos de gran valor que demuestran la importancia que tuvo nuestra zona”, agregó en cuanto a la obra.
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