La liberación de algunos rehenes por parte del grupo yihadista que secuestró en África a la hermana franciscana Gloria Cecilia Narváez reavivó la llama de la esperanza en Colombia y en especial entre la comunidad Franciscana de María Inmaculada.“Día y noche hemos permanecido ante Jesús Sacramentado, expuesto en el Santuario Eucarístico de Maridíaz, en una súplica constante hasta arrancarle el milagro. Diariamente se celebran santas misas por esta intención, rosarios, sacrificios y ayunos”, dijo a Aleteia la hermana Carmen Isabel Valencia, provincial de las religiosas Franciscanas de María Inmaculada, Provincia Nuestra Señora de la Merced, a la cual pertenece Gloria Cecilia Narváez Argoty.
La hermana Gloria, nacida en la ciudad de Pasto, fue secuestrada en Karangazo (Mali) el 7 de febrero de 2017 a las 5:15 p. m., hora colombiana. Desde este momento se inició una especie de “calvario” para la comunidad religiosa y para su familia. “Diariamente elevamos nuestras plegarias al dueño de la vida, para que con su amor misericordioso la libre de todo mal y peligro y mantenga viva la fe y la esperanza. Oramos para que nuestros hermanos secuestradores le respeten la vida, sean benevolentes con ella y le devuelvan la libertad”, agregó la hermana Carmen Isabel.
Las esperanzas de verla libre aumentaron la semana pasada, cuando se conoció que luego de una negociación con el gobierno de Mali, el grupo terrorista liberó al sacerdote italiano Pier Luigi Maccalli, a la francesa Sophie Pétronin, al político opositor maliense Soumaila Cissé y al italiano Nicola Chiacchio.
“Que intercedan por su liberación”
Aunque algunos medios informaron que la misionera colombiana también había recobrado la libertad, lo cierto es que aún permanece cautiva. Ante las recientes noticias, la hermana Nilka Judith Cerezo, madre general de la congregación, manifestó que sienten un gran regocijo por lo que están viviendo esas personas al experimentar la libertad, lo cual las llena “de mucha alegría y sobre todo de esperanza”. “Vemos que de una u otra manera nuestra hermana Gloria Cecilia va a experimentar ese mismo gozo”, argumentó.
Y agregó: “Quiero aprovechar a Aleteia, primero, para dar gracias a Dios por la liberación de los secuestrados, de la señora Sophie, del padre misionero italiano, y pedirles a ellos, donde quiera que se encuentren, que intercedan por la liberación de nuestra querida hermana”.
Las religiosas no pierden la fe, están aún más unidas en oración suplicando por ese milagro y, como dijo a Aleteia la madre general, “pidendo a San José, patrono de la vida interior, que sea la fortaleza de nuestra hermana y a nuestra Madre Santísima que la proteja con su santo manto”.
Este es el mismo clamor de la familia de Gloria Cecilia, la cual confía en que la liberación se dé en el transcurso de los próximos días como manifestó su hermano Édgar, quien durante los 3 años y 8 meses de secuestro, ha sido el vocero de los Narváez Argoty.
“Queremos que regrese y llene el vacío que dejó mi madre, van a hacer 4 años de espera, de lucha, de sacrificio”, dijo en entrevista telefónica con Aleteia. Y es que su madre, doña Rosa, falleció hace menos de un mes, sin la oportunidad de volver a ver libre a la tercera de sus cuatro hijos que en cumplimiento de su vocación misionera partió a tierras africanas hace más de 20 años.
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“Una comunidad que la ama”
“Mi dolor profundo es que no solamente la secuestraron a ella, sino también a la obra que ella tan acertadamente dirigía con otras hermanas de comunidad”, dijo la hermana Carmen Isabel al recordar todo el bien que hubiera podido hacer de no estar secuestrada.
Precisamente por su experiencia, sus conocimientos de medicina y su generoso corazón, sus compañeras tienen la seguridad de que ella ha cumplido labores de enfermera mientras ha estado en poder el grupo rebelde.
Gracias a una de las pocas pruebas de supervivencia se comprobó esto, porque se le vio dando atención a la francesa liberada la semana pasada, quien estuvo enferma durante su cautiverio. Seguramente en los próximos días Sophie Pétronin dará información sobre la monja colombiana, de manera que se pueda tener alguna noticia reciente de ella.
Mientras tanto, en Colombia siguen clamando a Dios el milagro y sus compañeras de comunidad continúan orando diariamente con renovado fervor. Al mismo tiempo aumentan los llamados al gobierno colombiano para que interceda por su liberación, como lo hizo Edgar Narváez, quien aseguró que un general de la Policía se comunica esporádiamente con ellos y espera que las autoridades estén haciendo gestiones permanentes para el bien de su hermana.
“Hacemos un llamado a todos los organismos, a este grupo que la tiene para que por favor liberen a nuestra hermana, estamos seguras que ella, como mujer consagrada, ha podido apoyar y ser un cauce de alegría”, aseguró la hermana Nilka.
Las Franciscanas de María Inmaculada no pierden la fe aunque tengan momentos difíciles y tristes como el vivido por la hermana Nilka mientras dialogaba con Aleteia. Con voz quebrada, aseguró:
“Hasta siento deseos de llorar porque queremos que nuestra hermana regrese para poderla cuidar. No encontrará a su mamá Rosita, lo cual nos duele mucho, pero encontrará a una congregación que la ama”.
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