El matrimonio es una elección de amor, de una entrega definitiva, para siempre, total en todos los aspectos. Muchas veces por eso nos asustaEl matrimonio conlleva elección definitiva y por ello muchas veces nos asusta. Nos preguntamos ¿cómo es posible elegir el matrimonio?
El camino que lleva al matrimonio se inicia cuando un hombre y una mujer que se aman reconocen el deseo que tienen en su corazón, entendiendo por deseo el anhelo de la verdad. Esto no es una cuestión religiosa o confesional, estamos hechos por y para el amor y cuando lo reconocemos deseamos que sea de verdad.
Para mostraros que no es una cuestión religiosa, os propongo una canción del cantautor vasco Mikel Erentxun que se titula “Sólo tú”
Y dice en su estribillo:
Has escrito para mí el manual de la felicidad.
Mi mundo es mejor porque tú estás aquí”
Estas frases de Mikel Erentxun describen lo que uno vive cuando está enamorado: “mi mundo es mejor porque tú estás aquí”. Desde lo más pequeño, porque todo se hace más luminoso desde el momento en que vivo deseando compartirlo contigo, a lo más grande que es que este amor nos da vida y nos ayuda a sacar de cada uno de nosotros todo lo bueno que llevamos dentro.
Y no sólo en los días buenos: también en los momentos malos, me es más fácil pasar por las dificultades porque tú estás aquí.
Esto es lo que viven los que están enamorados. Como consecuencia de esa experiencia en la que te he encontrado y haces mi vida mejor, surge un anhelo profundo que se concreta en afirmar: Ya no concibo mi vida sin ti puesto que mi vida es mejor porque tú estás conmigo, no quiero vivir sin ti.
Quédate y que esto no se acabe nunca porque tú eres único y especial para mí, entre todas las personas del mundo. Por eso, te elijo: nadie me lo impone, soy yo quien te prefiero a cualquier otra persona. Y no lo vivo como renuncia a estar con otras personas, es que me he dado cuenta de que contigo todo es mejor y eso te hace único y especial para mí.
Este amor nos da vida, como hemos dicho antes, desde lo más pequeño a lo más grande pues, de nuestra unión de amor puede surgir una nueva vida, un ser humano que será encarnación de nuestro amor.
Estas características que, si de verdad estás enamorado, quieres que tenga tu amor coinciden con las características que predicamos de una unión conyugal: Ya no concibo la vida sin ti. Es querer ser una sola carne; que nuestro amor no acabe nunca. Esta es una unión para siempre (indisoluble).
Eres único y especial para mí es un amor fiel por elección. Este amor nos da vida es una unión fecunda.
Todas estas características forman el concepto natural de matrimonio: una unión en el amor para siempre, fiel y fecunda. Son elementos que derivan de la experiencia del amor que se vive en verdad: contigo todo es distinto y es una elección, una predilección.
Estas características que corresponden al concepto natural de matrimonio no las encontramos actualmente en la definición de unión conyugal de las legislaciones civiles. Por esta razón muchas personas consideran que la propuesta del matrimonio así entendido es una cuestión confesional y que sólo afecta a los católicos: porque únicamente encontramos en el Magisterio y la legislación de la Iglesia la definición del matrimonio como unión indisoluble, fiel y fecunda.
Pero como hemos visto las características de la unión matrimonial derivan de la experiencia misma del amor y la lglesia no se las inventa sino que las ve con admiración en la verdad del amor entre un hombre y una mujer. Por eso las recoge en su Magisterio y las propone como la mejor manera de vivir un amor de verdad.
Sin embargo, si no se entiende por qué la Iglesia propone así el matrimonio, parece que es una propuesta sólo dirigida a los creyentes. No es cierto: es un concepto natural y todos los amantes que se aman con un amor de verdad tienen en el corazón el anhelo de vivir un amor definitivo, fiel, fecundo, de ser una sola carne todos los días de su vida. Esto es el matrimonio.
Que, además, si se contrae entre bautizados es sacramento; pero la sacramentalidad es un plus que se añade a la realidad natural del matrimonio; el matrimonio “por la Iglesia” no es distinto al auténtico matrimonio natural, es la misma realidad pero reforzada por la presencia amorosa de Dios actuando con su Gracia entre los esposos.
Por eso, no hay que tener miedo al matrimonio. La entrega de amor definitiva no es una amenaza o una limitación de la libertad, todo lo contrario: el matrimonio es una elección de amor que elige como lo más preciado estar juntos todos los días de la vida.