Algo que sucede por vez primera desde el siglo XVII
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A principios del mes de junio, la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe anunció la cancelación de 2,000 de las 2,300 peregrinaciones programadas para 2020. La noticia cayó como un balde de agua fría, principalmente para los peregrinos de todos los rincones de México, pero, también, de Estados Unidos y Centroamérica.
En aquella ocasión, se dijo que la peregrinación anual, la del 12 de diciembre, dependiendo de las condiciones de la pandemia, podría realizarse. En la memoria histórica de los mexicanos, la cancelación de su cita con la Virgen de Guadalupe en su santuario de la Ciudad de México no se encontraba en perspectiva.
La peregrinación multitudinaria de los días 10, 11 y 12 de diciembre (ahora también desde el 9, en que se celebra a San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe) no se ha suspendido jamás, desde el siglo XVII. Ni siquiera en tiempos de la persecución religiosa y la Guerra Cristera (1926-1929) en la que los templos permanecieron cerrados al culto en todo el país.
Una cita multitudinaria
La celebración a la Virgen de Guadalupe, centro del calendario religioso y emocional de los mexicanos, ha llegado a reunir, en cuatro días, hasta ocho o nueve millones de peregrinos que van al santuario situado a las faldas del cerro del Tepeyac, lugar de las apariciones en 1531, a dar gracias a la Virgen, a cantarle “Las mañanitas”, a bailar, a pedirle favores, a venerarla.
En junio pasado, Juan José Jiménez, coordinador de Peregrinaciones de la Basílica, dijo a los medios de comunicación: “Mientras que no haya una vacuna, un medicamente que nos ayude a controlar todo esto y tengamos la seguridad de que la mayoría de los peregrinos que entran no están enfermos, no se dará acceso; mientras que no tengamos control estamos en peligro de que se cancele este año (la peregrinación del 12 de diciembre)”.
A finales de octubre, México se aproxima a su primer millón de casos de contagio de la Covid-19, y a noventa mil personas que han perdido la vida. Ni la vacuna ni las condiciones de seguridad existen y, en un hecho inédito, las autoridades eclesiásticas de la Arquidiócesis de México y de la Basílica de Guadalupe decidieron cancelar las ceremonias y homenajes a la Virgen del Tepeyac este 2020.
Celebrarla en casa
El rector del santuario guadalupano, Salvador Martínez, explicó, en una carta dirigida al arzobispo primado de México, el cardenal Carlos Aguiar, la decisión de cancelar las celebraciones “en vista de la contingencia sanitaria que estamos pasando, en particular teniendo en cuenta de que no será posible que la mayoría de la población esté vacunada y el semáforo oscile entre el rojo y el amarillo”.
Y en la zona donde se encuentra la Basílica, al noreste de la Ciudad de México, actualmente en semáforo naranja, podría volver al rojo muy pronto.
Las autoridades de la Basílica propusieron la siguiente directriz: celebrar las fiestas de San Juan Diego y, sobre todo, de la Virgen de Guadalupe, en las comunidades de origen de los peregrinos, en sus parroquias, en sus barrios, con su familia. Lo importante es no dejar pasar la fecha por la imposibilidad de asistir a darle gracias al santuario de “La morenita”.
También se van a desarrollar servicios e iniciativas, vías de intermediación, para llevar las peticiones de los fieles directamente a los pies de la Virgen de Guadalupe: celebraciones digitales a través de redes sociales y otras oportunidades mediáticas para los devotos, aprovechando las plataformas que se han erigido en este tiempo de pandemia.
Podrían verla unos segundos
Finalmente, el rector Martínez explicó en la carta la posibilidad de dejar abierto el acceso a la banda corrediza debajo de la sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe para los fieles que lleguen a acudir al templo. No podrán permanecer en la Basílica ni en las inmediaciones del complejo de la Villa de Guadalupe pero podrán visitar a la Virgen y contemplarla por algunos segundos.
Millones de mexicanos se quedarán sin la posibilidad de “saludar” a su Madre del Tepeyac. Justo cuando el país enfrenta una triple crisis. la sanitaria, por la pandemia del coronavirus; de inseguridad (64,000 homicidios dolosos desde el 1 de diciembre de 2019 al 30 de septiembre de 2020), y económica (la pérdida de más de diez millones de empleos y la caída de 11 por ciento del Producto Interno Bruto).
Una tristeza adicional en la Patria que la Virgen de Guadalupe quiso quedarse.
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