¿Se le persiguió por ser científico y fue la Inquisición la que le quemó? Te sorprenderá la historia real
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El 27 de octubre de 1553 fue quemado en la hoguera el científico y teólogo español Miguel Servet. Si bien Servet fue católico, sus doctrinas teológicas lo apartaron de la doctrina católica y se pasó a la Reforma Protestante, con la cual tampoco también tuvo sus conflictos teológicos, siendo condenado a muerte por herejía por el propio Calvino. Servet es conocido en la historia de la medicina por haber descubierto la circulación menor de la sangre (pulmonar), aunque se sabe que ya los árabes lo sabían en el siglo XIII.
Muchas veces se ha utilizado a Servet dentro de la leyenda negra anticatólica, como si se le hubiera perseguido por científico y como si la inquisición católica lo condenara. Pero lo cierto es que no fueron sus ideas científicas los motivos de conflicto con la inquisición católica y protestante, sino sus ideas teológicas sobre la Trinidad las que crearon hostilidades hacia su persona. Un pensador sagaz y brillante, que terminó siendo condenado y ejecutado por la inquisición protestante de Calvino en Ginebra.
Más allá de la leyenda
Aunque es conocido por sus descubrimientos fisiológicos o sus doctrinas religiosas, su muerte parece ser el inicio de una nueva etapa en las discusiones sobre la libertad de pensamiento en la modernidad. Las iglesias unitarias lo tienen como su primer mártir e inspirador teológico.
Lo más llamativo es que desde mediados del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la figura de Servet es rescatada por círculos anticlericales que con una lectura superficial de su historia y desconociendo sus doctrinas teológicas, lo transforman en un héroe del librepensamiento frente al dogmatismo religioso.
Generalmente se lo suma a tantas leyendas negras contra el catolicismo, como si hubiera una oposición entre progreso científico y fe cristiana, cosa que no es cierta.
La leyenda negra lo ubica falsamente como un científico perseguido por la iglesia católica, y se desconoce que fue ejecutado por las iglesias reformadas.
Además, fue condenado por hereje, por sus doctrinas religiosas y no por cuestiones de medicina. Con otras figuras de la historia como Giordano Bruno, ha sucedido lo mismo. No se lo condenó por ideas científicas, sino por sus doctrinas panteístas en su elaboración teológica. Muchos hombres religiosos que a su vez aportaron al progreso científico, si se los condenó por doctrinas heréticas en materia teológica, suele pensarse erróneamente que era por sus ideas científicas.
Un pensador inquieto y provocador
Provenía de una familia de judíos convertidos al cristianismo, nacido en Villanueva de Sijena, Aragón entre 1509 y 1511. Fue un joven con grandes cualidades intelectuales para las letras, demostrando interés en la astronomía, la geografía, la jurisprudencia, la anatomía, la medicina, la biblia y la teología, entre otras áreas del saber. Fue en Francia donde tomó contacto por primera vez con la Reforma Protestante, mientras estudiaba Derecho en Tolouse. Viajó por Italia y Alemania como parte del séquito imperial de Carlos V, presenciando su coronación como emperador en 1530 (Bolonia), en cuya celebración parece haberse escandalizado con la pompa de dicha ceremonia, tan lejana del evangelio. La coronación fue presidida por el Papa Clemente VII y según se narra Servet quedó indignado porque el Papa se hacía llevar en hombros y “adorar como si fuera un dios”.
En 1531, en plena crisis con el catolicismo y cercano a la Reforma, escribe una cristología contraria a la Trinidad, lo que le traerá el rechazo tanto de católicos como de protestantes. Su tratado sobre los errores acerca de la Trinidad (De Trinitatis Erroribus), al que luego le siguió “Diálogo sobre la Trinidad” (Dialogorum de Trinitate), a la que continuó con una obra complementaria “Sobre la Justicia del Reino de Dios” (De Iustitia Regni Christi), contienen la primera y polémica doctrina del autor en materia de teología. También se le atribuye el famoso “Manuscrito de Stuttgart” (Declarationis Iesu Christi Filii Dei)
En su doctrina teológica sostiene que la Trinidad no tiene fundamento bíblico, porque no se encuentra nada en la Biblia al respecto, sino que es un invento posterior por especulaciones filosóficas. El Espíritu Santo sería solamente “la fuerza” del espíritu de Dios. Concluye así que Jesús no sería Dios, sino tan solo un hombre nacido de mujer, pero fruto de la fecundación de la Virgen María por el Logos divino. Así Jesús no sería una persona de la Trinidad, sino divino por gracia. La Trinidad fue llamada por Servet: “los tres fantasmas” o el “perro cerbero de tres cabezas”, calificando a quienes defienden el dogma de la Trinidad como “triteístas”.
Fue un gran defensor de la libertad de pensamiento, y aunque la libertad de conciencia ya aparece formulada en el siglo XIII en Santo Tomás y no es un invento moderno como muchos creen, para su tiempo, donde reinaba una gran intransigencia en cuestiones religiosas, Servet se transformó así en un icono moderno de la libertad frente a la intolerancia religiosa.
En el año 1537 estudia medicina en la Universidad de París, donde también enseñó astrología y defendía que los astros influían en los eventos futuros.
El hereje
Su obra cumbre será la “Restitución del cristianismo” (Christianismo Restitutio), cuya primera versión es enviada a su amigo Juan Calvino. En la misma intenta demostrar que Cristo era solamente humano y tiene una doctrina sobre Dios cercana al panteísmo. Contrario al bautismo de niños y defensor de la libertad religiosa tenía posturas cercanas a los anabaptistas. El libro pasará a la historia por contener la primera exposición en la cultura europea sobre la sangre que circula a través de los pulmones. Pero era en un contexto teológico, porque para el autor, gracias a la sangre el alma podía estar diseminada por todo el cuerpo para asumir la condición divina.
El mismo Calvino le intimó a que leyera su libro sobre la “Institución de la Religión Cristiana” (1536), el cual Servet leyó y le hizo varias críticas, que molestaron a Calvino. Según la tradición se cuenta que Calvino le escribió que “no saldría vivo” de Ginebra si se atrevía a poner sus pies en ella.
Persecución y Condena
La Inquisición en Francia recibe parte de la correspondencia entre Calvino y Servet, y este último es detenido y encarcelado en Vienne, aunque logra evadirse. Sin embargo, en Francia es sentenciado a muerte in absentia, quemado simbólicamente en una representación.
Pasa por Ginebra y siendo reconocido, es detenido y juzgado por herejía (negación de la Trinidad y defensa del bautismo de adultos). Le hicieron sufrir mucho durante su cautiverio, donde llegó a sostener varios y largos debates teológicos, incluso llega a culpar a Calvino de hereje y de haberle calumniado. Pero finalizado el proceso y consultadas las iglesias reformadas de Zurich, Basilea, Schaffhausen y Berna, fue sentenciado a morir en la hoguera el 27 de octubre de 1553.
La sentencia expresaba: “Contra Miguel Servet del Reino de Aragón, en España: Porque su libro llama a la Trinidad demonio y monstruo de tres cabezas; porque contraría a las Escrituras decir que Jesús Cristo es un hijo de David; y por decir que el bautismo de los pequeños infantes es una obra de la brujería, y por muchos otros puntos y artículos y execrables blasfemias con las que el libro está así dirigido contra Dios y la sagrada doctrina evangélica, para seducir y defraudar a los pobres ignorantes. Por estas y otras razones te condenamos, Miguel Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo”.
Después de este triste episodio, Servet se convirtió para los modernos en un icono de la libertad de pensamiento, aunque sin comprender en profundidad que la polémica de Calvino con él era por cuestiones teológicas que nada tienen que ver con la medicina como muchos creen.