Enrique Angulo, el último animero de Puéllaro (Ecuador) ya tiene quien lo reemplace en su misión de rezar por las almas cuando se acerca el Día de los Difuntos
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“Un Padrenuestro y Ave María para el descanso de las almas benditas del santo purgatorio. Por el amor de Dios”.
He aquí el cántico con dejo a oración, y acompañado con campanadas, que Enrique Angulo, conocido como el último animero de Puéllaro (Ecuador), reproduce cada vez que tiene que salir por las noches para rezar por las almas de las personas fallecidas.
Angulo, un hombre octagenario con más de 30 años rezando por las almas después de la pérdida de una hija, representa una antigua tradición vinculada al Día de los Difuntos y que en América Latina se remonta a la época colonial (en lugares como Islas Canarias, España, la figura del animero viene de varios siglos atrás).
En ese sentido, cuando se acerca el 2 de noviembre, entre el 24 octubre y 1 de noviembre se realiza, vestido de blanco, esta novena en el cementerio. Según reproducen medios locales –y hasta la web de Patrimonio Quito– quien le enseñó el rito ha sido el padre Remiglio Dávila en la parroquia Atahualpa.
Incluso, en una reciente entrevista a cargo de Jacinto Collaguazo en Ecuador, el propio Angulo confesó que en la iglesia a la que acude actualmente también lo mandan a rezar a las zonas de las bóvedas –una especie de cementerio interno- para gritar y rezar, entre otros, por los sacerdotes que ahí están enterrados.
Este año, a pesar de la pandemia, no ha sido la excepción y Angulo también se atrevió a salir a rezar por los difuntos.
“El animerito”
Pero sin bien la figura del animero es una de esas que parecen estar extinguiéndose, en el caso de la localidad de Puéllaro la ilusión de Angulo pasa por saber que ya tiene a alguien con la pueda reemplazar cuando no puedas salir más a las calles a rezar por las almas.
Se trata de un niño llamado Dylan de poco más de 10 años, un “animerito”, que suele acompañarlo en su recorrido, pero de momento solo ayudándolo con las campanadas. Su madre, en diálogo con Últimas Noticias, reconoce que ya de muy chico “quería ser parte de aquellos ritos organizados bajo el amparo de la Iglesia”, además de develar que ha dicho que quiere ser sacerdote.
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Dylan, hijo único, sigue sorprendiendo a muchos por sus manifestaciones de fe y hasta su madre reconoce no saber bien por qué debido a que la familia no es muy religiosa.
No obstante, más allá de estas aspiraciones, de momento Dylan se presenta como abanderado y esperanza de que aquella tradición de hacer resonar el Padrenuestro y Ave María por los difuntos siga viva.
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