Al exhumar sus restos se encontraron una gran sorpresa
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En la ciudad de Puebla de Alcocer en España, existe un convento con mucha historia. Actualmente está lamentablemente abandonado y desmantelado desde los comienzos de la Guerra Civil Española.
Aunque en estado de ruina todavía se conserva su portada plateresca, y en su interior su claustro de doble arcada con columnas de granito. Al verla un aire de misterio y paz envuelven el convento junto a las numerosas aves que la anidan, como: cigüeñas, palomas y cernícalos.
Pero hay algo más misterioso. Son las leyendas que las envuelven:
Una de ellas tiene que ver con su construcción en el siglo XVI cuando la Virgen María se apareció al párroco de Talarrubias, Francisco Fernández Valdevieso, cuando este se encaminaba a dar misa al pueblo vecino. En un momento se quedó sorprendido, sobre todo cuando divisó a lo lejos sobre un peral la imagen de la Virgen. La Santa Madre se dirigió a él encargándole de levantar en aquel mismo lugar un convento que fuera consagrado a la Orden de la Inmaculada Concepción.
Otra leyenda cuenta sobre una monja llamada María, que habitó en el convento a principios del siglo XX. Cuando la religiosa falleció estuvo sudando tres días después de muerta. Las religiosas comunicaron enseguida al arzobispo que, por varios motivos, no pudo llegar hasta el convento, y tuvieron que enterrar a sor Maria.
Pasaron quince años hasta que llegaron desde el arzobispado de Toledo y exhumaron sus restos. Al hacerlo vieron atónitos que en el cráneo de la religiosa había una cruz bien marcada y por más que frotaron para eliminarla no pudieron hacerla desaparecer.
Inmediatamente el arzobispo se llegó al lugar y tras comprobar el prodigio dijo que lo sucedido era debido a que sor María “no había perdido la gracia bautismal”. Posteriormente, el cuerpo de la religiosa volvió a ser enterrado y su cráneo fue colocado en la capilla principal del convento como reliquia piadosa, hasta que debido a la Guerra Civil Española las monjas tuvieron que dejar el lugar y la “reliquia” desapareció.
Más allá de su deterioro el convento sigue siendo magnifico y espera por alguien que pueda devolver vida a estos muros.