La hermana Luz Amparo Zapata clama por ayudas para la gente Providencia (Colombia), que perdió absolutamente todo por el huracán grado 5 que afectó las islas colombianas
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“Uno piensa que el mundo se va a acabar. En medio de un ruido ensordecedor, con sonidos tan extraños como si fueran maullidos de gatos muriendo, lo único que queda es rezar. Las dos hermanas y yo nos salvamos porque nos encerramos en el baño de la casa del padre Benito”.
Así describió para Aleteia la religiosa guadalupana de La Salle, Luz Amparo Zapata. Su relato se basa en las casi 12 horas que pasaron en el pequeño espacio mientras el huracán Iota arrasaba con la isla de Providencia.
Al salir, descubrieron que de lo que conocían no había quedado casi nada. Las construcciones estaban en el suelo, las calzadas de las vías se habían levantado. También las pertenencias de las familias habían salido volando y se habían mezclado con piedras, árboles y todo lo que la fuerza del viento levantó. Iota también acabó con la energía, el agua potable y el encanto de una isla exótica que era visitada por turistas de todo el mundo.
“Cuando empezó el huracán estábamos en nuestra casa, era una construcción de tres pisos en madera. La gente nos decía que nos saliéramos porque se podía caer y nos fuimos a un salón en el primer piso de la escuela, donde estuvimos hasta las dos de la madrugada, cuando nos vimos obligadas a irnos a la casa del padre Benito, que es de material, pensando que allá nos salvaríamos del agua”.
Clamor de misericordia
Pero a las cinco de la mañana llegó el huracán Iota y arrasó con todo. Ellas se salvaron porque se resguardaron en un baño junto con el sacerdote. Ahí estuvieron horas luchando contra el fuerte viento que amenazaba con tumbar la puerta y clamando la misericordia de Dios. El sacerdote Benito Huffington Archbold había albergado en su casa a cerca de 40 personas más. Entre ellos había adultos y niños, que se refugiaron en un salón donde hacían tareas niños de la isla.
La gran mayoría de las edificaciones estaban construidas en madera y quedaron destruidas por Iota. Entre ellas la Institución Educativa María Inmaculada que era manejada por las religiosas guadalupanas. Ellas sucedieron hace tres años a las Hermanas Capuchinas que durante 90 años vivieron en la isla y se encargaron de la educación. La escuela era dirigida por la hermana Ángela y en ella trabajaban otros diez profesores contratados por el gobierno de la isla.
La hermana Luz Amparo contó a Aleteia que allí estudiaban más de 270 niños desde transición hasta grado noveno y sus familias pedían año tras año que aumentaran los grados para que sus hijos pudieran terminar el bachillerato, pero no tenían el espacio ni los recursos para hacerlo. Hoy de la escuela solo quedan un montón de tablas blancas y azules, solo destrozos, al igual que del hospital y de las iglesias.
https://www.facebook.com/VicariatoApostolicoSanAndresyProvidencia/posts/209815450656345
“Claro que llegamos a sentir miedo, pero al saber que estamos vivos no podemos más que dar gracias a Dios, Salimos y nos encontramos con gente llorando porque lo perdieron todo. Providencia quedó en un estado lamentable y necesita ayuda de todo el mundo porque su gente está pasando hambre”, dice la religiosa, quien pudo salir con una de sus hermanas de comunidad, en un vuelo humanitario hacia San Andrés, la isla vecina, donde hubo menos estragos.
Antes del violento huracán Iota que afectó las islas colombianas, había 14 casos de covid-19 en Providencia, la hermana cree que esos números pueden aumentar dada esta situación, así como los fallecidos porque hasta lo que ella supo había algunos desaparecidos.
Un llamado para colaborar tras Iota
Por su parte, monseñor Jaime Sanabria, vicario apostólico para San Andrés, Providencia y Santa Catalina hace un llamado a que donen al Banco de Alimentos del Vicariato, para poder ayudar a quienes hoy no tienen nada.
Él es el encargado de guiar a los católicos, quienes viven en armonía con personas de otros credos. “En la isla la relación con otras creencias es armónica, la mayoría de habitantes son bautistas y católicos, aunque también hay musulmanes y otros movimientos pentecostales. La convivencia es armónica y data de larga data”, dijo en conversación con Aleteia.
El gobierno de Colombia ha emprendido un plan para reconstruir providencia y el presidente Iván Duque se trasladó a las islas para empezar a coordinar este plan. Por ahora, los raizales confían en que vuelva pronto la luz y tengan agua potable, mientras reciben las ayudas que el gobierno les está llevando.
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