Entre el testimonio de las mujeres de las villas y la denuncia de hipocresía del presidente Alberto Fernández, el Papa propone dos preguntas para la discusión sobre el aborto en el país
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El Papa Francisco respondió una carta pública sobre el aborto que le enviaron mujeres de villas de la Ciudad y el Gran Buenos Aires. Y al responderles, propuso a la Argentina una reflexión que también sirve de respuesta a declaraciones que, en simultáneo, daba el presidente Alberto Fernández. Este mandatario espera que el Papa “no se enoje” por su apoyo e impulso al aborto.
Invadidas por un frío terror
La carta enviada a Francisco es responsabilidad de un grupo de mujeres que se presenta como una “red de redes” “que lleva adelante proyectos “que impactan en nuestra realidad más cercana y en la de muchas familias, de manera orgánica, sin apoyo del gobierno ni de organizaciones políticas o partidarias”.
Se conocieron a raíz del debate por el proyecto de ley para legalización del aborto de 2018, finalmente rechazado, y desde entonces trabajan codo a codo para
“cuidar la vida de muchos vecinos: del bebé que está en gestación y de su mamá como así también del que nació, está entre nosotros y necesita ayuda”.
Durante la Pandemia, por ejemplo, pusieron en marcha espontáneamente tres comedores para alimentar 300 personas en cada uno. Voz autorizada para hablar de la vida entre los más vulnerables.
Las mujeres habían escrito a Francisco pidiéndole la ayuda para que su voz llegue a la discusión sobre un proyecto de ley promovido por el Presidente que, según dice, hace que les “invada un frío terror”; y está “orientado a cultivar la idea de que el aborto es una posibilidad más dentro del abanico de métodos anticonceptivos y que inclusive las principales usuarias debemos ser las mujeres pobres”.
Nos acostumbramos a que nos ofrezcan abortos
Con la actual normativa, que permite el aborto en casos de riesgo para la salud de la madre, entendiendo salud desde una visión amplia, se las expone a agentes sanitarios que las invitan a abortar, según ellas mismas describen:
“Ante las consultas que hacemos en caso de embarazo nos hemos acostumbrado a que se nos ofrezcan abortos. Frases del estilo: ‘¿Cómo vas a hacer para criar otro hijo’? ‘En tu situación es irresponsable traer otro hijo al mundo’ o ‘el aborto es un derecho, nadie te puede obligar a ser madre’, son la primera respuesta de muchos de los profesionales de la salud que nos atienden cuando llegamos al primer control”.
“Pensamos horrorizadas que si esto ocurre en las salitas y en los hospitales de Buenos Aires sin que exista una ley de aborto, ¿qué va a pasar con una ley vigente que le asegura a las chicas desde los 13 años un acceso irrestricto a esta práctica horrenda?”, completaron.
La respuesta del Papa
El Papa Francisco recibió la carta mediante la Diputada Nacional Victoria Morales, y también vía ella, hizo llegar un mensaje a estas mujeres. “Realmente son mujeres que saben lo que es la vida. Por favor, dígales de mi parte que admiro su trabajo y su testimonio; que les agradezco de corazón lo que hacen, y que sigan adelante. La patria está orgullosa de tener mujeres así”, les hizo saber.
En torno al aborto, aclaró que hay que “tener presente que no es un asunto primariamente religioso sino de ética humana, anterior a cualquier confesión religiosa”.
Y, como ya ha hecho en otras ocasiones, propuso con contundencia hacerse dos preguntas: “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema?” ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”
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Que el Papa no se enoje, pide el presidente Fernández
Al mismo tiempo que el Papa proponía esa reflexión ante la legalización del aborto en el país, el presidente de la Nación Alberto Fernández se volvió a definir como un católico que gobierna para todos los argentinos, e intentó argumentar por qué promueve la legalización del aborto.
Es imposible, por la fecha de la carta del Papa y los tiempos de emisión de la entrevista en el programa televisivo Corea del Centro que el Papa haya sabido lo que el mandatario argumentaría. Son declaraciones simultáneas. Pero la misiva de Francisco bien sirve de respuesta a las palabras de Fernández.
Según Fernández, pese a que la discusión parlamentaria será prácticamente digital, a diferencia del debate de 2018, “tenemos que tener un debate serio sobre este tema”. Para el dignatario, “el Debate serio no es discutir aborto sí, aborto no. Es discutir en qué condiciones se hacen los abortos en la Argentina; ese es el debate”.
“Los que dicen aborto no, lo que quieren es que los abortos sigan ocurriendo en la clandestinidad. Los que decimos abortos sí, lo que queremos es que se hagan los abortos en condiciones sanitarias adecuadas”, consideró.
No obstante, la carta de las mujeres de las villas relata que el aborto existe, no se oculta, y no se da en condiciones de clandestinidad, sino que se les propone realizarlo de manera legal ante agentes sanitarios que las instan a abortar. Como hemos expuesto en otra ocasión, cifras oficiales de la provincia de Buenos Aires dan cuenta de cerca de 5000 abortos durante el primer semestre en ese distrito, el 97% de ellos por el causal riesgo para la salud integral
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La argumentación de Fernández
Fernández insistió, tras cuestionar la hipocresía que entiende tienen quienes rechazan la legalización, que él es católico. “Pero yo tengo que resolver un problema de la sociedad argentina”, adujo, y se comparó con el presidente francés Valery Giscard d’Estaing quien al ser cuestionado sobre la habilitación en su país habría dicho a Pablo VI que gobierna para franceses que no son católicos. “A mí me pasa más o menos lo mismo. Más allá de que por más católico que sea, en el tema del aborto, me parece que la discusión es otra, no estoy muy de acuerdo con la lógica de la Iglesia sobre ese tema”, juzgó.
Y preguntado si su impulso haría “enojar” al Papa Francisco, respondió, para justificar su proyecto de ley:
“Yo espero que no, porque él sabe cuánto lo admiro, cuánto lo valoro y espero que entienda que tengo que resolver un problema de la salud pública argentina. (…) Así que espero que entienda. Esto no es contra nadie, esto es para resolver un problema; y que la ley de aborto, de legalización del aborto salga, no lo hace obligatorio, y los que tienen sus convicciones religiosas, muy respetables todas, no están obligadas a abortar”.
Un problema y dos preguntas
Alberto Fernández admira y valora a Francisco, según expresa. Y juzga que tiene que resolver un problema. Independientemente de su Fe, ya que el mismo Papa aclara que se trata de un tema ético anterior a la confesión religiosa, si lo admira y valora también puede sentirse interpelado por las dos preguntas de Francisco: “¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”.