Con motivo de los hechos en el barrio San Isidro, han bajado en cascada los mensajes de sacerdotes y religiosas
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Desde hace varias semanas se han venido registrando una serie de manifestaciones de religiosos y sacerdotes quienes, por diferentes vías, han dado visibilidad a lo que subyace bajo la aparente indiferencia y acostumbramiento del pueblo cubano. Esto vinculado a las penurias que soportan y a las constantes violaciones a la dignidad humana.
Sobre todo en estos tiempos de pandemia a los que se une una especie de reedición de lo que se conoció como el “período especial” hace ya años, cuando los cubanos tuvieron que adaptarse forzosamente a carencias mayores a las que siempre estuvieron sometidos.
Esta vez, se trata de una crisis enmarcada en la reducción de asistencia por parte de una Venezuela cuya economía está exhausta y su industria petrolera, fuente de toda la ayuda a Cuba, se encuentra desmantelada.
San Isidro, epicentro de tensiones
El Movimiento San Isidro -La Habana- , que reúne a numerosos activistas por derechos humanos y libertad para Cuba, ha venido desarrollando algunas iniciativas para promover la acción ciudadana. Sin otra razón que ésa, han sido fuertemente perseguidos, alguno de sus miembros encarcelado y sus familias amenazadas. Es por esto que han han sido objeto de respaldo. Pero no solo en la isla, sino desde importantes espacios y organismos internacionales que monitorean este tipo de situaciones en América Latina.
Actualmente, se encuentran en huelga de hambre, literalmente sitiados y acosados por fuerzas públicas. Protestan contra los graves problemas que aquejan a la familia cubana que pasa hambre, no puede ir a los hospitales y pasa el COVID sin la debida asistencia del Estado.
Tales graves problemas ha llevado a los pastores de la Iglesia católica cubana, comenzando por los más jóvenes cuyo compromiso evangelizador desarrollan en cada comunidad que les ha sido confiada, a pronunciarse en torno a lo que se vive y de lo cual. Obviamente, como cubanos y como párrocos, son parte. Conocen la aflicción y necesidades de su gente y saben que no pueden permanecer callados. Recientemente uno habló en Camaguey y días antes varios en la Habana y otras provincias, cuyas homilías y declaraciones fueron debidamente registradas por la prensa internacional. Sus comunidades los rodearon de apoyos.
Romper muros y encierros
Hasta San Isidro, epicentro de acontecimientos de gran calado en la isla, llegó una monjita, sin aspaviento alguno, con el sólo propósito de acompañar a quienes allí permanecen en huelga de hambre pidiendo la liberación de uno de sus compañeros que consideran apresado injustamente y condenado sin defensa. No la dejaron acercarse. Le prohibieron entrar.
En un mensaje paralelo, el padre David Pantaleón, superior de los Jesuitas en Cuba, con motivo de los mismos hechos, quiso romper muros y encierros. Así enviar “oración y aliento a los que allí sufren injustamente”.
“Y que el Dios bueno, Padre de todos, abra caminos de diálogo y reconciliación”, indicó. Y puntualizó: “Nos duele todo esto”. También que no se “puede cerrar los ojos y mirar hacia otro lado”.
“No se trata solo de quien tiene la razón o no. No se trata de ideologías de izquierda o de derecha. Se trata de cosas tan simples como el derecho a vivir, a expresar lo que se piensa, a dialogar las diferencias sin ‘satanizar’ al contrario”.
Voceros de sotana
En acciones sin precedentes en seis décadas han venido ejerciendo. A todo riesgo, de voceros de su pueblo. A veces individualmente, a veces en pequeños grupos. Todo ello ha puesto la lupa en la evidencia de que algo diferente está ocurriendo en la Cuba del silencio y la sumisión.
La onda expansiva se ha extendido y dos comunicados lo muestran en las últimas horas. Uno de ellos, una Carta abierta firmada por varios sacerdotes, religiosas y laicos, dirigida a los miembros del gobierno de Cuba. También a las autoridades religiosas y a los miembros del Movimiento San Isidro y activistas que están en huelga de hambre, la cual inician citando al gran apóstol de la Independencia cubana:
Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre
José Martí.
Emergen profundos sentimientos de cubanía
Y continúan con un alerta: “Nosotros, cristianos, para ser coherentes con las exigencias del Evangelio de Jesucristo que proclama la dignidad de todo ser humano como un valor absoluto, y enraizados en los más profundos sentimientos de cubanía, expresamos nuestro deseo de que los sucesos que acontecen en la sede del Movimiento San Isidro en La Habana no acaben en un desenlace fatal”.
Exhortan a cesar el hostigamiento y el descréditos contra los allí congregados. Y solicitan a “pastores y autoridades religiosas pedimos su ayuda como mediadores, hasta donde les sea posible, y les aseguramos nuestro apoyo y sustento en la oración”.
Recuerdan a los miembros del gobierno su deber de representar al pueblo y aseguran a los activistas del Movimiento San Isidro. Y a los que participan en la huelga “nuestra oración, para que Dios, nuestro Padre misericordioso, haga brillar siempre la Verdad y la Justicia, sobre ustedes y sobre Cuba”.
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