Durante muchos siglos, la Iglesia Romana utilizó exclusivamente esta antigua traducción de la Biblia
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A diferencia de hoy, los cristianos de los primeros siglos de la Iglesia no podían ir a la librería local y recoger la Biblia (o buscar un versículo en su teléfono inteligente); ni siquiera existía una sola compilación de escrituras sagradas, hasta el siglo IV.
En ese momento había varias versiones de los Evangelios y las cartas de San Pablo, así como del Antiguo Testamento. Los cristianos en Europa utilizaron traducciones griegas o traducciones latinas locales que fueron copiadas y compartidas entre las diversas comunidades.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que algunas de las traducciones se corrompieron y alteraron el significado original del texto.
Por eso el papa Dámaso I encargó a san Jerónimo en 382 que echara un vistazo a los Evangelios y revisara las traducciones latinas basadas en los manuscritos griegos más antiguos.
La labor de san Jerónimo
Y san Jerónimo hizo exactamente eso, pero después de completar los Evangelios, su curiosidad se despertó y comenzó una nueva traducción de los salmos.
Luego viajó a Jerusalén y una vez en la Ciudad Santa se embarcó en un ambicioso proyecto para traducir todo el Antiguo Testamento, basado en los textos hebreos originales.
Le tomó alrededor de 16 años completar su intento, pero no tradujo todos los libros, saltándose Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y Macabeos I y II.
Jerónimo hizo grandes esfuerzos para traducir el texto hebreo y convertirlo en un equivalente latino que tuviera sentido, pero que fuera fiel al original.
La edición común, la traducción oficial de la Biblia
Fue uno de los primeros “eruditos de las escrituras” y tuvo tanto cuidado al traducir la Biblia que su trabajo finalmente se conoció como vulgata editio (la “edición común”).
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Si bien se hicieron varias revisiones en los siglos posteriores, la Iglesia siempre miró hacia atrás a san Jerónimo como un estándar. Por el Concilio de Trento en el siglo XVI, la Vulgata Latina se había convertido en la traducción oficial de la Biblia en la Iglesia católica romana.
En el siglo XVII se creó la Biblia en inglés Douay-Rheims; también se basó en la Vulgata latina. No fue hasta el siglo XX que los traductores católicos se alejaron de la Vulgata a favor de ir directamente al material original, descubriendo textos similares a los que san Jerónimo usó en el siglo IV.
Como resultado, ¡la Vulgata dio forma a la vida litúrgica y devocional de la Iglesia católica romana durante casi 1.500 años!
Tenemos mucho que agradecerle a san Jerónimo por su trabajo académico, que impactó en la Iglesia durante la mayor parte de su historia.
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