En la Navidad de la pandemia podemos fortalecer nuestra esperanza y la de los demásEs posible que estemos algo faltos de esperanza debido a las circunstancias de la pandemia causada por el COVID-19. No solo han hecho que tengamos que pasar por momentos duros, sino que hacen difícil pensar en una Navidad tal como la conocemos. Hoy más que nunca es necesario recuperar y revivir la esperanza.
Cada 18 de Diciembre se celebra a Santa María de la “O”, la Virgen de la espera. Esta tradicional fiesta que tiene su origen en la actitud esperanzadora de María por la llegada de Jesús y que la Iglesia renueva con alegría cerca de la Navidad, es una invitación para todos.
Todo lo que ha hecho María ha sido sostenido por la esperanza: desde su sí al aceptar un plan que muy posiblemente no comprendía del todo en medio de mucha incertidumbre, así como tener que dejar de lado los miedos y abrazarse a una promesa divina.
Desde que el ángel le anuncia el nacimiento de Jesús, todo ese tiempo hasta la Navidad ha esperado. Con alegría y también con dolor, pasando por la cuna de un pesebre hasta el pie de una cruz, ella nos enseña a abrazar todo lo que nos ocurre bajo la luz de la esperanza.
Mira tu realidad
María respondió positivamente en lo inmediato y concreto. La esperanza no es algo lejano. Si nos enfocamos demasiado en el futuro, podemos perder de vista lo que es alcanzable e importante para nosotros ahora. ¿Qué podemos hacer en este tiempo de Adviento o en el día de la Navidad dentro de las restricciones actuales? Esto podría ser tan simple como un gesto amable, un favor, una palabra de aliento. Todas estas cosas hacen crecer la esperanza.
Encuentra un sentido
María se apoyó en aquello que daba significado a su vida. Por eso, para tener esperanza en medio de una crisis, es importante recuperar un sentido. Desde que se ha decretado la pandemia muchas de las cosas que dan sentido a nuestra vida como el trabajo y los encuentros con seres queridos pueden haberse interrumpido. Por eso, necesitamos encontrar nuevas formas de conectarnos con ellos y sentirnos realizados en lo que hacemos.
Ajusta tus metas
De algún modo María tuvo que adaptarse a una “nueva normalidad”. Es posible que por causas económicas, restricciones de viajes o el mismo distanciamiento social sea viable planificar unas fiestas más sencillas o íntimas.
Nuestros planes han cambiado, pero no han desaparecido. Han tomado una nueva forma que no nos aleja de la esperanza, sino que la transforman.
Fortalece la oración
María se ha aferrado a la oración. Incluso cuando las restricciones se flexibilizan, los temores a los rebrotes del virus están presentes. Los problemas económicos persisten y muchos están atravesando algún problema de salud.
El miedo puede interponerse a la esperanza. Recurrir al silencio de la oración y a la reflexión pueden ayudar a reconocer esos miedos y enfrentarlos, a estar más concentrados en el presente y reducir el estrés.
Experimenta la bondad
María hacía el bien. Siempre que ocurre algo bueno, la esperanza se alimenta. Volvemos a creer, a confiar, a mejorar el bienestar y a reducir la angustia.
A pesar de la incertidumbre de los últimos meses hemos sido testigos de que muchas personas han sembrado esperanza desde el lugar que les ha tocado como por ejemplo ayudando a vecinos o haciendo voluntariado en hospitales. El tiempo de Navidad puede ser una nueva oportunidad.
Busca la paz
María se hizo fuerte en el amor que la llevó a mantener viva su esperanza y a tocar a otros. En medio de una pandemia, podemos atrevernos a tener esperanzas e incluso soñar con un mundo mejor al reconocer en un humilde pesebre el verdadero motivo de la paz.
Una paz que al dejar los prejuicios de lado y unirnos a todos, es capaz de transformar al mundo.
Comparte con otros
María ha compartido su esperanza con toda la humanidad. Cuando compartimos la esperanza con los demás, nos convertimos en cooperadores de gracia para hacer que las cosas buenas sucedan.
La esperanza cambia nuestra atención y vemos que nuestras acciones pueden contribuir a las esperanzas de otras personas así como a las nuestras.
Read more:
¿Conoces a la Virgen de la O?