La fiesta del Divino Niño en Ecuador y su adaptación en tiempos de pandemia
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El famoso cantón de Durán de la provincia de Guayas, cerca da la ciudad de Guayaquil en Ecuador, no será escenario de multitudinarias romerías. Como ha sucedido a lo largo y ancho del mundo, la pandemia del coronavirus le ha puesto freno a la “manifestación masiva exterior” de la fe.
Pero el amor y la devoción perdura. Contra eso ningún virus ha podido no ni podrá. Un claro ejemplo de todo esto es la tradicional romería del Divino Niño que se celebra cada 25 de diciembre en Durán.
Así será la celebración
El Santuario del Divino Niño (que se caracteriza por ser una concatedral) será el gran protagonista esta vez en detrimento de las romerías para esta fiesta que mucho tiene que ver con la Navidad.
Para eso, desde la Diócesis de San Jacinto de Yaguachi se dispuso reemplazar esas aglomeraciones llenas de colorido por celebraciones religiosas. Según reproduce El Universo, en el santuario se celebrarán misas con control de aforo y medidas de bioseguridad (desinfección, mascarillas, etcétera).
De esa manera, la tradicional caminata de cada 25 de diciembre tendrá una alternativa no exenta de apertura de corazón. Por último, aspectos que tienen que ver con los protocolos como la prohibición de encender velas en el oratorio o no poder tocar imágenes en el templo, además de señalizaciones en los bancos.
Historias de fe detrás de tanta devoción
El 5 de diciembre de 1997 permanece en la retina de todos en la Bahía de Guayaquil. Aquel día sucedió una tragedia con incendio y explosiones en una bodega que almacenaba petardos.
En medio de tanto sufrimiento, pues aquello había provocado la muerte de 11 personas y dejado decenas de heridos, sucedió algo que fue considerado “milagroso”. Según recuerda una crónica de El Comercio, entre las cenizas apareció una imagen del “Niño de Belén” intacta.
“Cada año hacemos con devoción esta procesión. Esta es la décimo tercera ocasión y reunimos a unas 2.000 personas. La fe mueve montañas”, había dicho ya hace cinco años el entonces presidente de la Cofradía del Divino Niño, Simón Naranjo.
Pero estas declaraciones no pierden vigencia. Desde ese día el Divino Niño es considerado el gran protector de la zona. Y las procesiones, infaltables, suelen estar cargadas de fervor y agradecimiento.
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