A santa Martina está dedicada esta maravillosa iglesia. Conoce aquí su historia y sus curiosidades
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De santa Martina se sabe muy poco porque por el momento no se ha encontrado una biografía certera, se sabe de ella por la antigüedad del culto que da fe de su historicidad.
Santa Martina una noble virgen romana
Según la tradición, Martina era una diaconisa que vivió en el siglo III, hija de nobles, que al quedar huérfana donó todas sus riquezas a los pobres.
Fue arrestada por su fe. El emperador Alejandro Severo, la arrastró delante del dios Apolo para que le ofreciera un sacrificio.
Martina se negó. Se produjo entonces un terremoto que provocó la destrucción de la estatua de Apolo y de las otras estatuas de dioses que estaban en el lugar.
Enfurecido el emperador la hizo llevar al kilómetro 10 de la Vía Ostiense donde la decapitaron.
A ella está dedicada una de las iglesias más sugestivas del centro histórico
La primera noticia histórica de su culto se remonta al siglo VI cuando el Papa Honorio I le dedicó una iglesia. Utilizó un edificio que servía como tribunal para los juicios de los miembros del senado, en el Foro Romano.
En el 1588 el Papa Sixto V decide confiar la iglesia a la Academia de arte San Lucas y se decide restructurarla dedicándola al evangelista.
El primer proyecto elaborado por Ottaviano Mascherino, quedó sin realizar por falta de fondos. Solo se construyó un piso nuevo a un nivel superior para crear un ambiente subterráneo destinado a albergar las tumbas de los académicos.
Una sorpresa inesperada
El artista Pietro di Cortona decide reanudar la obra en 1635 con fondos propios.
Durante las excavaciones se llevaron una gran sorpresa encontrando las reliquias de santa Martina y otros mártires. Habían sido colocados allí celosamente por la comunidad cristiana.
El episodio causó tanta emoción y entusiasmo, que el papa Urbano VIII decide de intervenir financieramente para embellecerla y establece la memoria de la santa para el 30 de enero
El resultado fue una iglesia maravillosa de estilo barroco.
Una obra maestra arquitectónica en el corazón del Foro Romano, donde los rayos del sol de la mañana iluminan cada estrato de una parte importantísima de nuestra historia cristiana.
