Probablemente nadie más (aparte de María) pasó tantas horas o tantos días en compañía de Jesús …En años de celebración especial (como el Año de San José que estamos celebrando ahora), o en momentos de especial necesidad (como la pandemia), el Vaticano a menudo amplía las formas en que se puede obtener una indulgencia.
Las indulgencias buscan algo más que eliminar el castigo temporal debido al pecado. Su objetivo también es ayudarnos a ser más santos.
Y una de las formas más fáciles de obtener una indulgencia plenaria en el Año de San José también podría ser la más santificante.
Todo aquel que confíe su actividad diaria a la protección de san José también puede obtener la indulgencia plenaria, dice el decreto vaticano que anuncia las indulgencias del Año de San José.
Con esto, la Iglesia nos invita a realizar una oración de “ofrenda matutina” en la que encomendamos nuestras actividades a san José. Como esta:
Prepara un gran día
La práctica espiritual de comenzar nuestro día ofreciéndoselo a Dios (a veces por intercesión de un santo, como en este caso), es una de las más eficaces para crecer en santidad.
Innumerables santos han abogado por esta práctica, ya que es una forma de confiar la totalidad de nuestro día a Dios, permitiéndonos estar “orando constantemente” como exhortaba san Pablo, incluso si no podemos tener la mente activa en oración en todo momento.
Ahora, la indulgencia nos ofrece una razón más para hacer de la oración de ofrendas matutinas un hábito, esta vez con la ayuda de san José.
Una ofrenda matutina en compañía de san José promete una particular fecundidad espiritual. Después de todo, probablemente nadie (salvo María) pasó tantas horas o tantos días en compañía de Jesús.
Podemos imaginar que Jesús y su padre estuvieron juntos durante largas horas trabajando en el taller.
San José tiene una visión única de lo que significa realizar la actividad diaria con el aporte e inspiración de Dios.
Al confiar nuestra actividad diaria a su protección, es como si estuviéramos poniendo el trabajo de nuestro día allí en el taller con José y Jesús. ¡No podría haber una mejor manera de hacer nuestras tareas diarias!
Aunque se aplican las condiciones habituales, durante la pandemia puede ser imposible recibir la Eucaristía o confesarse.
Para las indulgencias otorgadas por la pandemia, el Vaticano dijo que es suficiente tener la “voluntad de cumplir con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), lo antes posible“.
Otra gran oportunidad diaria
El decreto vaticano sobre indulgencias para el Año de San José incluye otra oportunidad diaria que nos ayudará a situarnos en compañía de José y de su Hijo. También es una oportunidad de indulgencia que podría surgir todos los días:
La indulgencia también la pueden obtener quienes, siguiendo el ejemplo de san José, realicen una obra de misericordia espiritual o corporal.
San José “nos anima a redescubrir el valor del silencio, la prudencia y la lealtad en el desempeño de nuestros deberes”, señala el decreto.
Así vemos nuevamente que la Iglesia quiere que obtengamos indulgencias no solo para remitir el castigo por los pecados del pasado, sino para ayudarnos a crecer en santidad a partir de este día.
Vivamos las obras de misericordia corporales y espirituales, porque eso es lo que significa vivir una vida cristiana, vivir en santidad. La indulgencia nos ofrece una motivación extra para esforzarnos más por vivir de esta manera.
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