Revive la antigua tradición cuaresmal de los cristianos de Roma. Descubriendo las “iglesias estacionarias”
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La Basílica de San Jorge en Velabro debe su nombre probablemente a la zona en donde está, a poca distancia del río Tíber, una vez pantanosa o sometida a inundaciones. Ahí, hace siglos, encalló la cesta en la que fueron abandonados Rómulo y Remo. Los gemelos están en el origen de la fundación de Roma. La loba que los amamantó sigue siendo el símbolo de la ciudad.
Una basílica y dos santos
La Basílica de San Jorge en Velabro fue construida en el siglo VI y ha sido modificada varias veces, aunque ya desde antes se había verificado la presencia de una diaconía o un centro de obras de caridad y asistencia a los pobres. En el siglo XIII se añadieron el campanario y el pórtico románicos.
En su origen la iglesia estaba dedicada a San Sebastián, pero el culto a san Jorge empezó cuando el papa Zacarías (741-752) mandó traer la reliquia de la cabeza del santo, todavía hoy conservada bajo el altar. Más tarde, la iglesia recibió el nombre de ambos, aunque el culto del santo guerrero, que lucha contra el demonio bajo el aspecto de un dragón, prevaleció.
Un santo que lucha contra el mal
San Jorge es invocado contra las serpientes venenosas, la peste, la lepra y la sífilis.
Como él, estamos llamados cada día a luchar contra el mal y dejar que el Señor gane en nuestra vida.
Hoy pongo delante de ti la vida y la felicidad, la muerte y la desdicha. Elige la vida, y vivirás, tú y tus descendientes (Dt 30, 15.19).
* En colaboración con la Oficina de Comunicación Social del Vicariato de Roma
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